El diablo reside en Cabo de Gata

Tal vez se lo piense dos veces si cae en sus manos el nuevo libro del almeriense Fran García

Antonio Pérez Pérez
07:00 • 25 ago. 2021

Ante todo, quiero dejar claro que nadie se asuste con este titular. A pesar del calor que está reventando los termómetros en la provincia, el diablo, de momento, no ha venido a veranear a Almería. Aunque, tal vez, se lo piense dos veces si cae en sus manos el nuevo libro del escritor almeriense Fran García, ‘La embajada del diablo’. Una obra cuyo éxito ha superado con creces las expectativas iniciales del propio autor.






El recién estrenado trabajo literario, cuya idea se basa en el acto vandálico ocurrido en la iglesia de Las Salinas en Cabo de Gata en 2011, es una precuela del anterior, ‘El compás del diablo’ (que obsesión con el hombre de los cuernos). La novela sorprende, incluso, antes de tenerlo en nuestras manos. 






En la preventa consiguió agotar todos los ejemplares publicados por la editorial ejidense Círculo Rojo. Hace apenas unos días, salió a la venta una segunda edición ‘exprés’ para cubrir la demanda de aquellos lectores que aún no tenían su ejemplar. Esta nueva tirada es, además, una intención de abrirse al mercado latinoamericano y a alguno de habla no hispana. Es de esperar que habrá una tercera edición. Y no es para menos. 






Un escritor suele basar su libro en unos cuantos personajes que entran y salen de sus páginas como Pedro por su casa, pero Fran García decide que no. Este prefiere que en el suyo aparezcan más de cien personalidades en las diferentes historias en que se compone su nuevo trabajo. No contento con ello, el autor cabogatero resuelve que estos se reencarnen en artistas profesionales de todo el mundo. Así nos encontramos con el actor japonés Kenta Ogawa, el español Juan Verdú, la actriz y cantaora de flamenco Carmen Kobayashi o la modelo estadounidense Muftiah Jokomba. 



Por si esto no fuera suficiente, el autor determina que al libro hay que añadirle música. Entre sus páginas Fran García incluye códigos QR con los que, a través de nuestros teléfonos móviles, podamos escuchar las canciones que se mencionan en cada uno de los capítulos. 


Entrando en materia, al comienzo de ‘La embajada del diablo’ nos encontramos con tres prólogos realizados por tres grandes artistas, cada uno de ellos dentro de su ámbito profesional. Estos pensamientos son una mezcla de sentimiento musical, como el que demuestra la artista internacional de los años 90 y actuales Ku Minerva; cinematográfico, así lo hace ver Peter Beale, productor ejecutivo y director de la 20th Century Fox en Europa; y literario, como el que comenta el escritor gallego Jacobo Otero. Eso sí, todos ellos tienen un punto en común en sus preámbulos: la amistad que los tres comparten con el autor almeriense.


A partir de aquí, comienza el caos. Un compendio de historias llenas de misterio, terror, a veces traspasando la línea de lo gore, sensualidad y sexualidad, que nos invita a viajar a diferentes lugares de los cuatro puntos cardinales del planeta. El destino final de toda esta travesía literaria es, como no, Almería; concretamente Cabo de Gata. Los relatos están interconectados con la figura del diablo y con una finalidad en concreto que el propio lector descubrirá en sus páginas (spoiler no, gracias). Todo ello acompañado por fotografías de los artistas reales que el autor del libro ha seleccionado para sus personajes ficticios. 


Cada uno de los capítulos de ‘La embajada del diablo’ están escritos en un tono muy descriptivo y detallado de los acontecimientos que suceden en el libro. Sucede igual con cada personaje, vehículo, arma (incluido marca y modelo de estos), escenario y hecho delictivo y sexual que aparece en sus páginas. Es una buena forma de conseguir que nuestra imaginación nos dibuje con exactitud aquello que estamos leyendo. 


La acción en ‘La embajada del diablo’ tiene sus altibajos. Desde luego, no siempre se puede estar en tensión, sería volverse loco. Así que hay momentos en el que el ritmo de lectura es calmado, pero sin bajar la guardia. Otros, en cambio, la velocidad de este se incrementa de forma precipitada casi al borde de la taquicardia. 


Otra de las cosas que me gustan del libro es que el lector se encontrará con más de una sorpresa que puede provocarle alguna que otra carcajada. Sobre todo, para aquellos que tengan ciertos conocimientos sobre música dance y Almería. Sin más datos a añadir.


El final, por supuesto, no se va a desvelar en este artículo. Quien quiera saber cómo termina, solo debe reservar el libro vía Internet o acercarse a una de sus librerías favoritas y comprarlo. Aún queda verano para leerlo con tranquilidad.


En el relato, el autor utiliza un lenguaje coloquial. Incluso, a veces, roza el argot callejero. En ciertos momentos, Fran García saca a relucir sus conocimientos de enfermero, profesión a la que se dedica, utilizando la jerga característica de los sanitarios. En el diálogo entre personajes, las palabras malsonantes son las protagonistas en casi la totalidad de las frases. Quizás la influencia de las típicas películas de acción de Hollywood tenga mucho que ver en esto. 


En resumen, ‘La embajada del diablo’ de Fran García tiene los ingredientes necesarios para hacernos disfrutar de una buena tarde de lectura o, incluso, de más de una. El libro nos dejará con una sensación positiva y la duda de si habrá una tercera parte. En palabras del propio escritor, la habrá. Pero hasta que llegue ese momento, disfrutaremos de esta segunda entrega. No seáis diablillos.


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