Los próximos días los escolares, desde infantil a bachillerato, regresan a las aulas con toda la normalidad que permita esta quinta ola de la pandemia, con la que no se contaba, y con la variante Delta, mucho más contagiosa.
El plan de regreso a las aulas se pactó en el mes de mayo entre el Ministerio y las Comunidades y los responsables educativos no han encontrado, ahora, razones para cambiar las ratios de alumnos por aula, el uso de mascarillas, o la distancia entre alumnos. No se contemplan las clases on line, salvo que todo volviera a descontrolarse.
Los niños, que han “sufrido” dos cursos complicados, el primero en casa confinados, y este último con clases día si, día no, se merecen un curso normal que no deje lagunas en su formación.
Pese al esfuerzo de los profesores por impartir clases no presenciales, muchos niños han perdido capacidad de concentración, interés por los temas, cuando no lagunas en aspectos tan fundamentales como la asignatura de matemáticas, que necesita muchas aclaraciones en el aula para su total comprensión.
Es cierto que la norma general ha sido la comprensión ante las dificultades y, por tanto, una cierta indulgencia en las calificaciones. Pero, el problema no es tanto perder un curso como las dificultades que pueden encontrarse en secundaria, por poner un ejemplo, por falta de base.
Eso, sin olvidar que cientos de miles de escolares no tenían en su domicilio ni ordenadores ni conexión a red que les permitiera seguir las clases. Los colegios públicos han tenido que hacer juegos malabares para poder conectar con sus alumnos y muchos de ellos se han limitado a mandar deberes a casa.
Los niños deben volver a clase, pues, con toda normalidad, porque la convivencia con sus compañeros forma parte también del aprendizaje de vivir en sociedad. Si, además, cerca de la mitad de los alumnos de secundaria estarán vacunados sobre el quince de septiembre, no hay razón para no abrir las aulas de par en par. Los últimos estudios epidemiologicos demuestran que la mayoría de los contagios en menores se han dado durante las vacaciones y no en la escuela.
Este regreso con normalidad al colegio no puede convertirse en una reducción del número de profesores que fueron incorporados en las fases peores de contagio. Parece que varias Comunidades Autónomas se han comprometido a mantener, si no todos, muchos de los contratos del curso pasado. La necesidad de refuerzo en muchas asignaturas obliga a mantener sin bajas el cuerpo docente. Pilar Alegria, la nueva titular de Educación. ha anunciado una trasferencia de fondos para adaptar los servicios públicos a las necesidades creadas por el COVID de 13.486 millones de euros.
Los chavales se merecen ese esfuerzo suplementario por parte de las administraciones porque, si bien no han sido los grandes perdedores de esta horrible crisis, nadie les va a devolver el tiempo de infancia que han perdido.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/221384/vuelta-al-cole