Viernes 31 de marzo de 2017. 11 de la mañana
¿Cómo tienes el lunes a primera hora? ya sabes que viene el ministro y le gustaría tener un café privado contigo.
-Sin problemas. Dime hora y sitio.
Lunes 3 de abril de 2017. 9 de la mañana.
70 horas después de la llamada de Gabriel Amat invitándome a la reunión con el ministro, en una mesa redonda del comedor del Hotel NH de Almería comienza el encuentro. Asisten, además de Amat, Ramón Fernández Pacheco, alcalde de Almería, Javier Aureliano, vicepresidente de la Diputación, Rafael Hernando, portavoz nacional del PP y diputado por Almería y Juanjo Matarí, diputado, Juan Barios, coordinador técnico del Corredor Mediterráneo, y Juan Bravo, presidente de ADIF.
- Gracias Pedro por aceptar mi invitación. Quiero comentarte los planes del gobierno para activar de forma definitiva la llegada del AVE a Almeria. El pasado, pasado está. Hablemos de futuro. Vamos a revisar todos los proyectos que hasta ahora han estado aparcados, tramo a tramo y vamos a iniciar todos los trámites administrativos y técnicos para acelerarlos. Ahora, como está previsto- continuó el ministro- voy a reunirme con los representantes sociales de la provincia y después tendré un encuentro con los directores y los medios de comunicación. Esto va en serio. Vamos a activarlo todo. Aquí tienes- me entrega unos documentos- un informe de todos los tramos entre Murcia y Almería, de lo que vamos a hacer, dónde, cuándo y cómo. ¿Qué te parece?
- No me lo creo; lo siento ministro, pero con todo respeto, no me lo creo. En cinco años de gobierno el PP no ha hecho nada, bueno, tapar los túneles y pelear con las tortugas del tramo Pulpí- Cuevas, y eso hace difícil, si no imposible, creer ahora lo que se incumplió antes. No te puedo decir otra cosa desde la sinceridad.
No sé si el ministro se sorprendió con la respuesta; creo sinceramente que la esperaba.
- ¿Y qué deberíamos hacer para que los almerienses crean que esta vez va en serio?
- Pues, por ejemplo, comprometerte a venir cada seis meses a Almería para rendir cuentas y hacer balance de lo realizado ante una comisión de seguimiento. Esa sería la prueba definitiva de que ahora va en serio.
De la Serna desenfundó rápido y dobló la puesta.
- ¿Y si, en vez de seis meses, es cada tres?
Rafael Hernando que, como todos los que escuchaban aquel intercambio de sinceridad entre su compromiso y mi incredulidad, había permanecido en silencio hasta entonces, matizó los tiempos:
- Ministro, tres meses es muy poco, mejor seis.
- Voy a pensarlo y, dentro de un rato, cuando nos veamos con los demás directores y periodistas, haré público lo que he decidido.
La conversación se abrió durante una hora más y todos los representantes almerienses insistieron en la urgente necesidad (esta vez sí, más cercana a la exigencia firme que al protocolo rutinario), de que los tramos del AVE había que reactivarlos con financiación, proyectos y obras y no con frases que borra el viento del olvido.
Cuando acabamos el encuentro salí con la convicción de que aquel era el primer ministro del PP que, de verdad, creía en lo que decía. Las proclamas de todos los que la habían precedido, desde Rato y Alvarez Cascos con Aznar de presidente, a Arias Salgado y Ana Pastor con Rajoy, todos habían dedicado muchas palabras al proyecto, pero ninguna acción relevante para su ejecución.
Mientras recorría el espacio que separaba el hotel NH de la redacción de La Voz llamé a José Luis Martinez, editor del periódico, a Paco Cosentino y a Diego Martinez Cano, presidente entonces de la Mesa de las Infraestructuras: - Creo que se va a comprometer con lo que acordamos- les dije.
Lo que no he contado a nadie desde entonces es que, después de la llamada de Gabriel Amat el viernes anterior, hablé con los tres y estuvimos de acuerdo en la exigencia de ese compromiso de comparecencia temporal ante una comisión de seguimiento para creer que, después de las buenas intenciones, iban a llegar los hechos.
Cuando el ministro recibió a los medios de comunicación en el palacete de Arapiles nos saludamos como si no hubiésemos estado reunidos antes pero sí note en la complicidad del leve guiño de su ojo izquierdo que aquel reto de apenas hacía dos horas iba a ser aceptado. Y así fue.
Y tanto lo fue que, no solo lo hizo público, sino que lo cumplió.
El viernes 24 de noviembre de ese mismo año, el ministro, aceptó la invitación de este periódico y se reunió en el salón noble del edificio Laura, sede de La Voz de Almeria, con representantes de la Cámara de Comercio, Cajamar. Cosentino, Coexphal, Vicasol y Port Rail. 24 horas después, sábado 25, el ministro de la Serna hizo público un cronograma exhaustivo: el tramo hasta Almeria tendría 10 túneles y 56 puentes, el 32 por ciento del trazado será de vía única, la inversión superará los dos mil millones, tráficos previstos, calendario tramo a tramo y decenas detalles más.
La rendición de cuentas fue valorada positivamente por los representantes sociales y por la Mesa del Ferrocarril, con la que el ministro mantuvo una reunión, y fue despachada por un contundente “El ministro miente y actúa con desvergüenza absoluta” por la diputada del PSOE Sonia Ferrer. La misma música de siempre cuando se está en la oposición.
Después vino la moción de censura y la amenaza de la paralización volvió a aparecer. Cambio de gobierno, cambio de ministro, dudas de Podemos sobre la priorización de la alta Velocidad…lo que en 2017 de antojaba claro, en junio de 2018 se revestía de la amenaza sombría de la duda.
Pero en política nada está escrito y, afortunadamente, la reactivación del AVE no se detuvo en el andén de la paralización, sino que el cambio de gobierno trajo consigo un cambio de vía más acelerada aún.
El gobierno de Pedro Sánchez, como antes lo había hecho el de Zapatero, con Jesús Miranda Hita en la estructura de Fomento, ha apostado de forma incontestable por que la alta velocidad llegue cuanto antes a Almería. (Nota para no olvidar: sin la apuesta y el apoyo de Miranda Hita, los grandes túneles, tan complejos y tan caros, no se habrían hecho y el AVE no hubiese pasado de la estación del Carmen en Murcia).
Solo desde la impostura irracional del sectarismo o del vomitorio de las redes sociales incendiadas de cuñadismo de garrafón puede negarse la evidencia de que la gestión de los gobiernos socialistas fue y está siendo decisiva en la llegada de la alta velocidad hasta esta esquina de la geografía española. Los hechos son los que son y ahí están: todos los tramos entre Murcia y Almeria están en obras o en licitación, salvo los soterramientos de Lorca y Almería, dos circunstancias adversas que habrá que agilizar con premura si queremos evitar retrasos insoportables.
Tuvieron que pasar cinco largos años hasta que, bajo el ministerio de Iñigo de la Serna, los populares fueran aliados decididos en la batalla por que el olvido que fuimos dejara de serlo. El cambio de gobierno paralizó temporalmente un recorrido que ya estaba iniciándose, pero la marcha se reanudó y se apresuró con el cambio de jefe de estación y no ha parado desde entonces.
Una realidad que hay que imputar a la decisión acertada del nuevo gobierno de no caer en el adanismo de ignorar todo lo que en los meses anteriores ya se había puesto en marcha. Los trabajos, los proyectos y los diseños del anterior equipo de Fomento se mantuvieron casi intactos o se modificaron para mejorarlos y esa continuidad ha facilitado la aceleración de los trabajos. La continuidad es tan evidente que la actual Secretaria de Estado de Infraestructuras y Transportes con Pedro Sánchez, Isabel Pardo de Vera, ya era Directora General de ADIF Alta Velocidad con Mariano Rajoy desde 2016.
El tribalismo de la política ha provocado en los últimos días una catarata de interpelaciones al gobierno por la situación de las obras del tramo Murcia- Almería. Es justo, necesario y razonable, para eso está la oposición. Lo que ya es más difícil de entender es porqué los que ahora claman contra retrasos mensuales callaron cuando la parálisis duró cinco largos años. Un tiempo que, si no se hubiera perdido en la inacción y en el silencio, ahora estaríamos hablando -quizá, disfrutando- de una realidad más placentera. En fin, lo que escribía hace unas líneas: la misma música de siempre, pero instrumentalizada por distintos intérpretes. La canción interminable del partidismo.
Pero si los procesos llevan un ritmo, no como nos gustaría, pero sí razonable, que nadie caiga en el error de abandonarse en la espera complaciente de lo prometido. La historia nos ha demostrado que la confianza es el primer error y el gran riesgo que entorpece la consecución de las aspiraciones deseadas. Ese riesgo existe y, ante la posibilidad de que acabe consumándose, sería conveniente – imprescindible, mejor- que la secretaria de Estado o la ministra se comprometiera a comparecer cada seis meses en Almeria para dar cuenta, tramo a tramo y obra a obra, de lo realizado y lo por realizar. Si De la Serna lo prometió y cumplió, estoy convencido que los representantes actuales del ministerio no tendrán objeción en hacerlo. Sus antecedentes les avalan. Abalos, Bolaños y Pardo de Vera han venido hasta Almeria para dar la cara, ¿qué habría de impedirles seguir haciéndolo?
El viernes, cuando Cristóbal Cervantes decía, no un adiós, sino un hasta pronto para despedir la gala (felicidades, compañeros, por la excelente coordinación del acto y felicidades al maestro Paco Giménez Alemán por su oportunísimo artículo de ese día sobre el tren y Almería) no pude evitar regresar al aria más famosa del “Turandot” y evocar la maravillosa voz del ´Nessum Dorma´ de Pavarotti y su apoteósico ´Vinceró´ final.
La música de Puccini y la voz del gran tenor italiano no sonó en el anochecer del viernes en el muelle de levante. Pero su mensaje de permanecer alerta ante cualquier incumplimiento o retraso sí estuvo presente en todas las intervenciones. Que nadie duerma en esta vigilia hasta 2026 porque, si abandonamos esa alerta vigilante, lo nos despertará del sueño será una pesadilla de la que todos seremos responsables. Solo así VENCEREMOS este aislamiento de siglos, esta marginación milenaria y ese olvido cruel que nos destrozó el pasado pero no puede robarnos el futuro.
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