No lo será, pero debería serlo. Anne Hidalgo, gaditana de cuna y alcaldesa de París, presentará su candidatura a la presidencia de la República Francesa en las próximas elecciones del vecino país, y no parece probable, o de momento no lo parece, que con ello vaya a acabar mudándose de la “Mairie” al Elíseo. Sin embargo, lo que pierda Francia no votándola lo suficiente para desbordar a Macron y a Le Pen, que son los que se verán las caras en la segunda vuelta de los comicios, lo ganará escuchando durante la campaña su mensaje restaurador de las tres esencias de la democracia: Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Ana Hidalgo conoce y ama ese perfume: Libertad, la que halló de muy chica en Francia cuando con sus padres llegó a ella huyendo de las miserias de la dictadura franquista; Igualdad, la que le permitió, por sus méritos, acceder al estudio, al trabajo, a la nacionalidad francesa que hoy comparte con la natal suya, la española, y al desarrollo pleno de su vocación política. Fraternidad, el ambiente de tolerancia, integración y solidaridad que por nada del mundo quiere que se siga perdiendo.
A restaurar lo que de verdad hizo grande a Francia, la democracia y la riqueza que ésta vierte sobre quienes la disfrutan y la cuidan, riqueza en Educación, en Cultura, en Innovación, en Arte, en Ciencia, en derechos sociales, en trato justo y generoso del Estado a las personas, a restaurar esa democracia que la adoptó y le permitió ser quien es, llama Ana Hidalgo a los franceses, muchos de los cuales se están dejando arrastrar por la deriva de violencia, xenofobia, intolerancia y racismo que amenaza con despojarles de su característico perfume esencial y a dejarles oliendo a “parfum de Vichy”.
Esta española y francesa, de San Fernando y de París, esta mujer, en suma, del mundo, a la que los periódicos franceses llamaban, cuando empezó a despuntar, “la bella andaluza”, sabe bien qué es bueno para Francia porque lo fue para ella, para sus padres y para cuantos perseguidos y fugitivos del hambre, del maltrato y de la tiranía encontraron en ella asilo y un sitio donde vivir con dignidad: Libertad, Igualdad, Fraternidad. Una española, Anne Hidalgo, podría ser la primera mujer presidenta de Francia. ¿Dejarán los franceses perder semejante oportunidad?
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