La excelencia en la gestión de los recursos hídricos debe ser uno de los objetivos prioritarios en la provincia de Almería. Sin embargo, la falta de agua para regar las hortalizas de los agricultores de la Vega del Andarax pone en peligro la continuidad de sus cultivos. Esto ocurre por no aprovechar todas las capacidades hídricas disponibles, produciéndose cortes periódicos del suministro de agua a los agricultores.
El ayuntamiento de Almería ha puesto a disposición de la depuradora del Bobar, más de 6,1 Hm3 en lo que va de año 2021. Con la necesidad de agua que tenemos y con la opción alternativa de encarecer el suministro a través de agua desalada, solo se han depurado unos 3,5 Hm3, según fuentes del propio ayuntamiento. El resto se tira al mar. Sí, han leído bien, se tira al mar. Unos acusan a otros de ser responsables de dejar llegar al mar más del 40% del agua disponible para depurar y regar. Mientras esto ocurre, se plantea la necesidad de poner en marcha un bastidor en la desaladora de la ciudad de Almería para dar agua de riego a los agricultores de la vega a un precio casi prohibitivo.
Por tanto, se sigue jugando con el sustento y la actividad agrícola y empresarial de los productores de frutas y hortalizas de la Vega del Andarax, una de las actividades económicas principales para la ciudad de Almería. No se debería plantear si quiera, desalar agua con el coste que tiene tan alto, en tanto en cuanto se está vertiendo más de un 40% de agua para depurar al mar.
Se nos olvida a veces, que el motor de nuestra agricultura es el propio agricultor, y que todos los profesionales que trabajamos en el sector debemos tener como prioridad absoluta, defender sus intereses y trabajar para facilitarles su actividad y rentabilidad de la que nos aprovechamos todos.
Las “guerras del agua” donde tantos y tantos intereses se ven comprometidos, ponen en peligro la viabilidad de nuestros productores sin tener en cuenta sus propios intereses que deberían ser siempre prioritarios.
El agricultor de la Vega del Andarax se ve bombardeado continuamente con informaciones, opiniones, rumores y mensajes contradictorios que claramente defienden los intereses de los desinformadores, creando confusión entre los propios productores.
Desde fuera, todo parece sencillo. Con sentido común, con los recursos que tenemos, con las tecnologías disponibles, instaladas y funcionando desde hace mucho tiempo, toda la gestión debería ser eficiente y eficaz. Tenemos la ciudad de Almería que da el 100% de su agua residual (más de 10 Hm3 al año) para ser depurada y así poder utilizarse como agua de riego en la Vega de Andarax. Tenemos la depuradora funcionando desde hace muchos años, y tenemos, por si hiciera falta, la posibilidad de agua desalada en caso de emergencia. El agua más cara es la que no se tiene. Pero antes de llegar a agua desalada se debería aprovechar el 100% del agua residual de la ciudad de Almería.
Lejos de este sentido común, se mantiene la tensión entre los administradores, empresas hortofrutícolas, agricultores y demás agentes preocupados de sus propios intereses. El agricultor lleva pagando “religiosamente” su agua para regar sus cultivos desde hace mucho tiempo, y en algunas ocasiones muy cara, pero cumpliendo siempre. Sólo quiere que su agua llegue en las condiciones óptimas a su explotación, en tiempo y forma, con calidad y seguridad para poder afrontar su actividad con la excelencia que siempre persigue.
Circunstancias e intereses ajenos a su actividad no deberían permitirse en ningún caso, y menos en Almería, cuyo motor de la economía es el propio agricultor y el agua su factor principal. Todos debemos cuidarlo para que mantenga su actividad de la manera más eficiente y sostenible posible.
Desgraciadamente, el agricultor no se siente actualmente respaldado con algunas actuaciones, y concretamente el agricultor de la Vega del Andarax se siente sufridor e impotente, porque cada día ve peligrar su suministro de agua, habiendo recursos disponibles, pero con cortes reiterados.
Todos debemos realizar un ejercicio de reflexión para anteponer los intereses de nuestros agricultores al resto de intereses. Debemos trabajar para facilitar la actividad agrícola, para que todos los recursos necesarios estén al alcance de todos los agricultores siempre y por supuesto, de la manera más económica posible. Después, todas las comercializadoras deben vender sus productos a los mercados donde se reconozca el valor de nuestras hortalizas de tal forma, que le llegue la mayor renta posible al agricultor. Todo lo que nos desviemos de esta manera de trabajar, es “engañar” al agricultor y estaremos trabajando para intereses ajenos al motor de la economía almeriense. Por favor, no dejemos de tener esta reflexión siempre presente y trabajemos juntos en la dirección correcta por el bien de nuestra querida tierra y sus agricultores.
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