El volcán

La trepidante actualidad acaba de regalarnos la erupción de un volcán en España, que era lo que nos faltaba, y asistimos fascinados a la salida del interior de la Tierra de una salsa all`arrabbiata más caliente de la cuenta. No podemos dejar de mirarla en la televisión, acaso porque nos sentimos muy pequeños ante la naturaleza, que pone de relieve una vez más nuestra vulnerabilidad e irrelevancia como especie en el Universo.

Decía Woody Allen en su libro de memorias, ‘A propósito de nada’, que le importa poco la posteridad o su legado porque, al fin y al cabo, el mundo se irá a la mierda con un nuevo big bang pero a la inversa y volveremos a ser pequeños átomos repartidos por el espacio. Alguien pensará que estas palabras no son un canto al optimismo, aunque yo creo que es todo lo contrario. Vivir es un verdadero milagro y lo debemos aprovechar, como me decía Nacho Dean, el primer español en recorrer el planeta a pie.

Circula por internet estos días a cuenta de lo de Canarias un divertido meme con la fotografía de Miguel Bosé diciendo: “No es lava”. Sería genial que algún negacionista dijera que en realidad lo de Cumbre Vieja no es tan grave, pero me temo que no llegarán a tanto. Por otro lado, la ministra de Turismo, Reyes Maroto, ha afirmado que hay que llevar a los turistas a esta isla de las Canarias porque se trata de “un espectáculo maravilloso”, mientras las viviendas de cientos de personas eran sepultadas por la tibia salsa telúrica. La prudencia en política está infravalorada.

Lava y piroclastos forman parte de la nueva terminología de la actualidad, que nos ha ido legando diferentes vocablos que vinieron para quedarse: chapapote, tsunami, Dana, ciclogénesis y, por supuesto, ese nuevo-record-de-subida-de-la-luz que, según Sánchez, debemos asumir no como algo a pagar diariamente sino una vez al mes. Uno se queda mucho más tranquilo con las aclaraciones del jefe. Pero verás tú cuando llegue ese día del mes. Alguno querrá esconderse como lo hacen los perros cuando tiran cohetes en las fiestas patronales de los pueblos de Almería. Aprovecho para pedir a los alcaldes que acaben con esa costumbre: no tiene gracia. 

En fin, el volcán dará paso en breve a la siguiente noticia (de hecho, así ha sido: la detención o retención de Puigdemont a última hora del jueves nos ha pillado por sorpresa), porque la actualidad es urgente y rabiosa. Lejos quedan ya las revueltas pacíficas de los cubanos ante la ignominiosa dictadura e incluso la indignadísima reacción de los abajofirmantes por la vuelta de los talibanes a Afganistán, de funestas consecuencias para las mujeres. O todavía más: los nueve inmigrantes ahogados estos días en las playas de Almería, que soñaban una vida mejor y cuyas muertes han pasado inadvertidas frente al espectáculo volcánico que está impregnando de rojo los periódicos, las televisiones y nuestros pensamientos.