Suele ocurrir que tras unos días de silencio, el Gobierno irrumpe con fuerza en la actualidad. Que lo haga cuando va a presentar el proyecto de Presupuestos entra dentro de la normalidad. No deja de ser una ley, la de las cuentas públicas, que apuntalan al Ejecutivo y que son imprescindibles para el funcionamiento del país. Sin embargo, la erupción no ha quedado ahí. Han sido los bonos anunciados y la futura Ley de Vivienda lo que están centrado el debate político. Bonos para los jóvenes pensando en hacer un alquiler asequible y bonos para el gasto en Cultura. Eso sí, para este último hay que cumplir 18 años en 2022. Los que los cumplan el 31 de diciembre de este año, se quedan fuera aunque sea por unas horas. Además al estar incluidos en los Presupuestos, en principio, el bono en cuestión tendría vigencia por un año.
Dejo a los expertos el estudio de las cuentas públicas, sus pros y sus contras pero hay aspectos que no dejan de ser llamativos. 400 euros para gasto en Cultura salvo la Tauromaquia que debe ser una tontería porque al parecer no es más que matar a un toro. No soy especialmente aficionada pero la Tauromaquia ha inspirado arte, música, literatura, poesía; es decir, Cultura. Si esto no es una decisión estrictamente política, activista, diría yo, que baje Dios y lo vea.
Serán, en principio, 400 euros para todos esos jóvenes, sin discriminacion alguna, como si los jóvenes en paro de familia humilde los necesitaran igual que aquel, que con trabajo o sin, él su familia le puede pagar el cine, el libro o el concierto. No se puede tratar igual a los desiguales cuando además esos 400 euros son necesarios en infinidad de familias para llenar la nevera. Necesario es cuidar y apoyar a la Cultura. No solo se establecen discriminaciones obvias sino que además el Gobierno se lanza a lo supuestamente fácil. Y digo supuestamente porque ahí están los miles de ciudadanos que por un enjambre burocrático insufrible todavía están pendientes de cobrar el SMI. El Gobierno sale en erupción una vez que Yolanda Diaz parece ser que se ha hecho fuerte. Tan fuerte que la regulación de los precios del alquiler, hasta hace nada descartada por el PSOE, hoy resulta que va a ser una ley “preciosa” en palabras de la ministra de Hacienda.
España no está para bromas. Requiere cada día más de grandes acuerdos, de medidas bien pensadas, de decisiones que miren y sean sostenibles en el mañana y no en el hoy más inmediato, en los titulares que nos hacen caer en el ensimismamiento dejando al margen las grandes cuestiones de fondo que dudo mucho se puedan acordar con Bildu, por poner un ejemplo.
Es predicar en el desierto. Solo advertir que el Presidente del Gobierno lo tiene muy claro. Sus socios son los que son y no le van a fallar. Escucharan discrepancias, supuestos enfados. Hablaran de diferencias insalvables pero no se crean nada. La legislatura está escrita. Con los Presupuestos que el miércoles llegan al Congreso, Sanchez puede respirar tranquilo por mucho que los problemas le lleguen hasta las cejas. Ahora se trata de apuntalar las municipales y autonómicas, paso previo para las elecciones generales y en ello se está.
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