El cine nos advierte que todos llevamos dentro un “dictador”

Nos llega la segunda entrega de la saga de “Venom”, uno de los villanos de Spiderman, de la mano de Sony Pictures y Marvel, creadora de los comics en los que se basa la historia. Es bueno recordar que toda película de superhéroes tiene mucho que ver con la vida cotidiana, aunque cueste verlo en ocasiones. Hay que ser muy “héroe” para no mentir, para mantenerse honrado negocio tras negocio; para sobrellevar con entereza la vejez, para llevar a unos niños a un tanatorio o para perdonar…. Los grandes superhéroes lo son también en lo cotidiano. Vayamos con el estreno que nos ocupa.

El personaje de Venom surgió como un antihéroe y supervillano, un extraterrestre simbionte, semilíquido, que sobrevive mediante la unión con un huésped. Esta forma de vida “dual” recibe poderes mejorados. Eddie Brock, un periodista dispuesto a ganar fama y reconocimiento, aunque con buen corazón, será su anfitrión: una versión relajada de “El doctor Jekyll y señor Hyde”, que también recuerda a lo que le ocurre al increíble Hulk con Bruce Banner. Pero no es la única referencia de la película, los guionistas dejan clara la influencia de Cervantes, en especial, la relación entre Don Quijote y Sancho Panza; y del aprendizaje que hacen uno del otro. El ser humano, como muestran todos estos arquetipos, es capaz de las grandes heroicidades y también de todo lo contrario.

A nivel técnico y artístico la película tiene su baza fuerte en los efectos especiales. Todo lo demás resulta predecible y poco construido. Aun así, se perciben las tendencias narrativas de los últimos años: el lado humano del villano, el lado oscuro del héroe, los secundarios que arropan al héroe y la crisis de identidad. Con todo ello, el resultado queda convencional y algo forzado.

En definitiva, “Venom: Habrá matanza” es una historia de superhéroes con un tono cómico y desenfadado que fracasa, aunque, aun así, su público tendrá. Hay un filósofo que dice que todos llevamos dentro un dictador, un monstruo que nos domina y que puede sacar la versión más agresiva y brutal de nosotros mismos; como le ocurre a Venom. Si gustan de este tipo de películas, a pesar de sus deficiencias, no se la pierdan.