Sánchez, algo más de 30 segundos... con Casado

“Lo que se silenciaba era que el gesto es anticipo de unas buenas relaciones con Washington”

Fernando Jáuregui
07:00 • 01 nov. 2021

Apueste usted a que, tras su incursión este ‘puente’ por el mundo de la alta política y las altas relaciones públicas internacionales, Pedro Sánchez regresará esta semana a las cuestiones domésticas. Los Presupuestos, que el jueves tienen una comparecencia parlamentaria que va a terminar en una casi segura aprobación; la ‘reforma de la reforma’ laboral, pacificada en el seno del Ejecutivo... y la renovación del gobierno de los jueces. Un tema para el que tendrá que invertir con Pablo Casado algo más de los treinta segundos que Biden le dedicó a él en la reunión del G.20.



Uno tendería a pensar que a Sánchez, el afortunado, todo le sale bien, aunque haya quien se empeña en que todo le sale mal. Desde luego, yo abomino de quienes todo se lo critican, haga lo que haga, de la misma manera que rechazo a los apologetas de la acción del Gobierno, sea cual sea. Así, hay que reconocer al presidente que en el frente exterior este fin de semana ha recopilado éxitos indudables, al margen de que Joe Biden no le haya distinguido más que con un protocolario abandono de la mano presidencial norteamericana en el presidencial hombro español, cosa de la que medios opositores se mofaban este domingo: otros treinta segundos arrancados a Biden, decían.



Pero lo que se silenciaba era que el gesto es anticipo de unas sin duda buenas relaciones con Washington, que se escenificarán de manera contundente en la presencia de Biden en Madrid dentro de siete meses, en la ‘cumbre’ de la OTAN. Eso, cada minuto de tal ‘cumbre’, cada encuentro a solas con los mandatarios occidentales, está ya pactado y bien pactado, planificado y bien planificado.



Yo diría que más bien los problemas exteriores de España se hallan en la UE, donde se examinan con lupa las cuentas --que no salen del todo, pese a la propaganda oficial-- y la calidad de la democracia española, que presenta, yo diría, algunos altibajos. Y la ‘guerra’ entre el Ejecutivo y el Judicial, junto con el mal funcionamiento del Parlamento y la acción corrosiva del ‘puigdemonismo’ en Europa son elementos que suscitan demasiadas dudas en los medios de comunicación europeos y en ciertos ámbitos de la eurocracia.



Por eso, Sánchez se va a ver obligado a tender una mano a Casado --confiemos en que el líder del PP se la recoja de alguna manera-- para ‘hacer el gesto’ de acordar una renovación del poder judicial cuya demora es ya insoportable. La ausencia de relaciones entre el jefe del Gobierno y el líder de la oposición es una grave anomalía democrática que ambas partes, no solamente, pero sí principalmente, Sánchez (que incumple la mínima cortesía de responder a las llamadas de Casado), tienen que subsanar.



Sí, Sánchez y Casado han de mantener un encuentro de muchos más de treinta segundos para empezar a poner orden en la caótica, viciada, política española. Y eso, Dios nos oiga, puede empezar a ocurrir en las próximas semanas, si no días.





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