Fuego amigo suicida

La vida nos dice que las derrotas enseñan más que las victorias. Por paradójico que pueda parecer, la gran victoria obtenida en las elecciones autonómicas de Madrid no ha sido fuente de satisfacción en las alturas del Partido Popular. Y la pugna por un asunto menor -la presidencia del PP en la región madrileña, tema alejado de las problemas de la gente- está degenerando en una batalla absurda entre la dirección del partido y la presidenta de la comunidad. Una pugna personificada en el secretario general García Egea y la presidenta Díaz Ayuso. Un choque entre el poder orgánico y el institucional que resulta incomprensible para los militantes y posibles votantes de los populares.

Fuera del ámbito de las ambiciones personales, la disputa por controlar los cargos orgánicos de Madrid tiene un componente de difícil catalogación. Tal parece como si en el aparato de la dirección nacional no estuviera muy arraigada la confianza en el triunfo electoral del Partido Popular en las próximas elecciones generales, y que quienes rodean a Pablo Casado estuvieran tratando de asegurarse su futuro personal reteniendo o logrando cargos en la organización interna del partido.

En ese marco cabe también conjeturar que Díaz Ayuso, bajo los efectos hipnóticos del gran triunfo en las elecciones del 4 de Mayo, aspire a subir el escalón que le separa del liderazgo mismo del PP a escala nacional. Una situación que solo podría ir más allá de los análisis proyectivos tras una hipotética victoria electoral de Pedro Sánchez, hecho que podría aparejar la caída de Pablo Casado.

Son todo escenarios virtuales y por lo mismo sorprendentes en un momento en el que el PP va por delante en todas las encuestas y cuando la última publicada abre la posibilidad a que mediante un acuerdo con Vox el tándem podría lograr mayoría suficiente para formar Gobierno. Ante semejante expectativa Pablo Casado debería reflexionar acerca de a dónde conduce el fuego amigo y por qué los votantes abandonan a los partidos sumidos en guerras internas por asuntos alejados de los preocupaciones de los ciudadanos.