Les confieso que si yo hubiera podido votar en las últimas elecciones en Estados Unidos lo habría hecho sin dudar por Joe Biden. Estoy entre quienes, no solo en Estados Unidos, sino en tantos otros países, creían que una potencia como Estados Unidos necesitaba en la Casa Blanca a un político más convencional en el mejor sentido del término. Además, el programa de Biden y de su vicepresidenta Kamala Harris estaba repleto de promesas más que sugerentes, entre ellas devolver al país a la normalidad. La era Trump ha constituido un continuo sobresalto para los norteamericanos y para el resto del mundo.
Joe Biden parece un político bien intencionado y, desde luego, en las últimas elecciones fue capaz de entusiasmar a los votantes junto a Kamala Harris.
Por cierto que de Kamala Harris poco hemos vuelto a saber, apenas nos llegan noticias de lo que hace o dice. Ciertamente en Estados Unidos los vicepresidentes no suelen tener un papel muy activo, pero en el caso de Kamala Harris sorprende que, después del entusiasmo despertado, apenas tenga protagonismo.
Hay analistas que señalan que Kamala Harris prefiere estar en un segundísimo plano preparándose para el futuro, es decir, para ser la alternativa de Joe Biden en las próximas elecciones. Por tanto, no querría “quemarse” apareciendo en primera fila dado que Biden no parece poder cumplir muchas de sus promesas electorales y que algunas de sus decisiones son erráticas y otras incluso tienen cierto parecido con las que se adoptaban en la administración anterior, por ejemplo las que a la inmigración se refieren.
Si el cálculo de la señora Harris es no “quemarse” evidenciaría que está primando más sus intereses futuros que su compromiso con el presente. Sin palabras. O quizá también podría ser que no termina de encontrar su papel en Washington.
Sin duda, es difícil gobernar teniendo una oposición tan dura e implacable como la de los republicanos, teniendo en cuenta además que los contrapoderes funcionan en Estados Unidos y, por tanto, ni siquiera el Presidente con todo el poder que ostenta puede imponer su voluntad. Para Biden su compromiso de sacar adelante su paquete de inversiones sociales tan necesario se ve obstaculizado desde filas republicanas que le ponen trabas obligándole a negociar dólar a dólar.
Lo que es evidente es que Joe Biden está decepcionando a propios y extraños y la prueba es que pierde apoyos en las encuestas y en la vida real, la elección de un gobernador republicano para el estado de Virginia ha sido para él un revés difícil de ignorar.
Aún le queda mucha legislatura por delante pero, a día de hoy, la estrella de Joe Biden está empalideciendo. Ojalá sea solo temporal.
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