Quedan 20 días para acabar con la ignominia

“Hoy, todo es una cuestión de porcentajes”

Fernando Jáuregui
07:00 • 15 nov. 2021

Con el rostro aún colorado por cómo se renovó la pasada semana, con parlamentarismo y alevosía, el Tribunal Constitucional, creo que debemos aprestarnos a evitar lo que sería una nueva ignominia: ‘celebrar’ el tercer ‘cumpleaños’ del vencimiento de la composición del Consejo del Poder Judicial. El triste aniversario se producirá el 4 de diciembre. ¿Serán capaces nuestras fuerzas políticas de llegar a un acuerdo, que no sea tan oneroso para la moral política como el del TC, antes de esa fecha? Quedan veinte días y todos los ojos están puestos en dos hombres, Pedro Sánchez y Pablo Casado, que no se reúnen en La Moncloa desde hace más de dos meses, si nos atenemos a las informaciones oficiales.



En veinte días, lo demuestra la trepidante actualidad que nos toca vivir, pueden ocurrir muchas cosas. Quizá demasiadas, porque una democracia, ya nos lo enseñaron los suizos, ha de ser aburrida, y la nuestra es cualquier cosa menos eso. Hoy, la situación en las relaciones entre el Poder Judicial y el Ejecutivo no puede ser peores, por mucho que ambas partes traten de poner sordina a sus patentes desavenencias, que provocan consecuencias muy graves en el prestigio del Tercer Poder de Montesquieu... y del propio Ejecutivo, claro. Dos veces, dos, han estado PSOE y PP --de los otros ya ni se habla-- a punto del acuerdo. O eso nos dijeron, al menos. Una se frustró por una indiscreción de un senador ‘popular’ que ya no lo es. La otra se frustró a última hora por una vuelta de tuerca al pacto impuesta por el PP.



Hoy, todo es una cuestión de porcentajes, si deben ser más o menos los magistrados del gobierno de los jueces elegidos por el Parlamento o por las propias organizaciones judiciales, donde prima el sector conservador. En el fondo sigue flotando el afán de los partidos por controlar la Magistratura. Es un serial por capítulos que ahora, exacerbadas ya todas las contradicciones, anegadas todas las vergüenzas, tiene que llegar a su final, porque la cosa no aguanta más. Y ya digo que ojalá, con las ‘prisas’ (total, solo han pasado tres años de nada...), la montaña no para un ratón ‘arnaldino’, como ha ocurrido con el Constitucional.



Dicen que las conversaciones para renovar el CGPJ entre el ministro de la Presidencia y ‘supernegociador’ de temas políticos en el Gobierno, Félix Bolaños, y el magistrado Enrique López, consejero de Justicia del gobierno de Madrid, siguen su curso, apenas lastradas algo por el ‘caso Arnaldo’ y el bochorno que ha producido en la opinión pública: solamente la desfachatez del jurista, no renunciando al puesto en el TC con la que se ha armado, justificaría dejar de contar con él en tan importante, y hoy tan zarandeada, institución, a la que son solamente habría que renovar, sino también reformar. Fuentes judiciales, y también políticas, insisten en que habrá renovación del CGPJ (y de la presidencia del Supremo) antes de fin de año. Puede que esta misma semana nos hagan algún guiño interpretable como positivo.



Confío en que sea así, y no solo porque la Europa de los ‘fondos next generation’ está mirando ya demasiado atentamente el estado de nuestra democracia; ni tampoco solo porque algunos quieren, exagerando, comparar nuestra situación en el campo judicial a la de la autoritaria Polonia, un ejemplo de violación de la separación de poderes. Yo quiero el imprescindible acuerdo PP-PSOE, al menos en el campo judicial, para no seguir muriéndome de vergüenza colectiva.






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