El socialismo almeriense: renovación o decadencia

“El sueño de una Almería con una de las economías más productivas de Europa y vanguardia“

José Ramón Martínez
07:00 • 20 nov. 2021

Reconozco que hace mucho tiempo perdí el interés por la política almeriense, ni el PP ni el PSOE me dicen nada, no sé si existen y, tengo la impresión de que a una parte de la ciudadanía les pasa igual. Esto que podría parecer malo, pienso que no, si lo comparamos con el ruido mediático, agresivo y mal educado de las elites políticas catalanas y madrileñas. En esta situación, mejor, desde luego el oasis almeriense, con una derecha que lleva gobernando los grandes municipios treinta años y una izquierda asentada en los pasillos del poder feliz y alegre. Y todos tan contentos. Aunque hay que recordar que la alternancia es la base de la democracia. Todo esto viene a cuento porque mañana los socialistas almerienses celebran primarias para dirigir a su nuevo equipo dirigente y es, por tanto, un buen momento para la reflexión política. 



La política de ayer a hoy



En  un repaso a vuela pluma desde la Transición, recuerdo que del socialismo histórico  de los ochenta liderado por Felipe González y Alfonso Guerra pasamos a lo que se llamó los renovadores de la “nada”, como diría el gran Chiqui Benegas, y a partir de ahí se abrió la puerta a los tecnócratas del poder, unos caerían en el PSOE y otros en el PP y ahí casi seguimos instalados. En un mundo donde las ideas no podían ser un impedimento para hacer negocio, las ideologías iban perdiendo el peso que tuvieron en los primeros años de la Transición. Empezó una nueva política caracterizada por el antagonismo partidista sobreactuado y cainita, y unos medios orientados a la confrontación y el espectáculo. 



Del pasado al presente. Ahora parece un momento en el que la política  en general y la almeriense en particular se debate entre la continuidad y la renovación. Aunque sinceramente ni una cosa ni otra podría cambiar la dinámica política actual, lo que se necesita es casi una revolución, de personas, de actitudes, de formas, de contenido. Lo que se llama una nueva cultura política y una nueva ciudadanía. Entonces sí que estaríamos ante un hecho que marcaría un tiempo y a una generación. Y esto vale tanto para unos como para otros.  



Almería y la política  



Visto desde la lejanía tengo la impresión de que el socialismo almeriense es un partido petrificado, bloqueado, sin capacidad de seducir, ni de ilusionar, muy burocratizado, y con un aparato político enrocado. Es el mal de todos los partidos diría, tanto de conservadores como de socialdemócratas, de izquierdas o derechas. No es un momento de culpabilizar a nadie, los partidos son reflejos de su tiempo y quizás ahora sea necesario un tiempo de cambios.      



El nuevo líder socialista andaluz Juan Espadas ha sorprendido con un discurso nuevo, de hombre de Estado, contra esa política partidista a ultranza que vemos a diario. Los socialistas almerienses tienen, por tanto, un reto muy atractivo por delante por el que vale la pena luchar. Salir de inercias pasadas, de hacer historia, de recuperar la ilusión y el optimismo. Necesitamos partidos vivos, plurales, ante los tiempos que se avecinan. 



Epilogo 

El intelectual francés Amin Maalouf, un escritor de frontera, considera  que la salud de la democracia depende de unos partidos capaces de afrontar las complejidades del mundo actual. El escritor hace un llamamiento a los jóvenes a entrar en la política, una sabia nueva capaz de movilizar la sociedad desde la llamada civilidad. Desde luego sería un orgullo para muchos que desde Almería, una ciudad mediterránea, abierta y cosmopolita, con una de las economías más productivas de Europa fuéramos capaces de hacer también algo importante en la política. Abrir un nuevo tiempo, de renovar conciencias. A votar amigos, por el cambio, por la renovación, por nuevas ideas, capaces de afrontar los grandes retos del futuro desde la unión y la pluralidad.


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