No sé, pero en ocasiones parece que el PP, bueno, sus actuales dirigentes, no tienen ningún interés en intentar ganar las próximas elecciones. Sí, aún falta tiempo, pero en vez de ejercer una oposición eficaz gastan todas sus energías en combatirse a sí mismos.
Pablo Casado, en vez de hacer suyo el éxito de Isabel Días Ayuso en Madrid, la pone zancadillas. Claro que Cayetana Álvarez de Toledo a su vez se las pone a Casado. Eso sí, tanto Juan Manuel Moreno como Alberto Nuñez Feijoo o Alfonso Fernández Mañueco procuran ir a lo suyo, lo mismo que los otros dos presidentes de autonomías, Fernando López Miras de Murcia y Juan Vivas de Ceuta, para intentar que no les salpique la pelea entre Casado y Ayuso.
Quienes conocen por dentro el PP aseguran que la guerra fraticida entre Pablo Casado e Isabel Diaz Ayuso no deja de ser un pulso por el poder. Es decir, temen que Isabel Diaz Ayuso se convierta en una alternativa a Pablo Casado.
Por lo que se ve, ni Casado ni los suyos temen que el sillón se lo puedan mover otros de los actuales dirigentes del PP, pero sí doña Isabel y, una de dos, o tienen información fetén de que la presidenta de Madrid está en esa operación o simplemente padecen de cierta paranoia. Las dos opciones son pésimas.
El caso es que si un partido pretende ser alternativa de gobierno, sus dirigentes no pueden distraerse batiéndose entre ellos.
A estas alturas de la legislatura los ciudadanos deberíamos de tener alguna idea de quienes son los “ministros en la sombra” del Partido Popular. Por decirlo claramente, Pablo Casado no ha sido capaz de tener un equipo además de cohesionado, formado por políticos solventes a los que los ciudadanos les puedan visualizar como futuros ministros.
Sí, ya sé que en nuestro país lo de ser ministro se ha puesto muy fácil. Vamos, que no hacen falta especiales méritos para serlo, solo hay que echar un vistazo al Gobierno de Pedro Sánchez, en el que salvo excepciones sus componentes son bastante irrelevantes.
En cualquier caso, el actual líder del PP parece perdido en la jungla de su partido, sin un buen equipo que le acompañe y con un déficit importante la “auctoritas”. Y eso es algo que se tiene o no se tiene pero no se improvisa.
Lo peor que le puede pasar a Pablo Casado es caer en la tentación de pensar que los distintos líderes que ha tenido el PP, no han llegado a la Moncloa hasta la tercera intentona y que, por lo tanto, aún le queda tiempo sobre todo porque quizá no esté sabiendo evaluar que si algo no perdonan los votantes es que los partidos sean jaulas de grillos donde las peleas por el puesto sea la prioridad de sus dirigentes.
En fin, que al día de hoy en el PP van de mal en peor. Es de suponer que para Pedro Sánchez esto es una buena noticia.
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