La semana pasada se publicaron los datos de paro y cotizantes a la Seguridad Social del mes de diciembre. El Gobierno, con Sánchez a la cabeza, se deshizo en elogios y parabienes. Para el presidente reflejan que la recuperación avanza y que volvemos a tasas anteriores a la pandemia. El problema es que ninguna de las aseveraciones es cierta, si tenemos en cuenta el hecho de que más de 700.000 trabajadores se han sacado de las listas del paro distorsionando los datos. Los parados en formación, los que trabajan unas horas o días queriendo por supuesto un trabajo a tiempo completo, los autónomos en cese de actividad o los que están en un ERTE no son parados a efectos de la estadística española, cuando obviamente lo son. El resultado es que hay en España más de 4 millones de personas que no trabajan. Eso sin tener en cuenta la forma de medir el desempleo que tienen otros países, lo que elevaría la cifra a muchos más.
En todo caso, con un método o con otro, el lunes se publicaron las estadísticas de paro de Eurostat en la zona euro y en toda la Unión Europea. Los datos son de noviembre, pero son claros: España con una tasa del 14,1% es por sexto mes consecutivo, el país de la Unión Europea con mayor tasa de paro, nada menos que dos veces superior a la media de los 27 que se sitúa en el 6,5 y el doble de la registrada por la eurozona y que fue en noviembre del 7,2%. De hecho, desde el pasado mes de junio, la tasa de paro en España superó a la de Grecia, pero, también a la de Letonia, Polonia, Malta o Hungría y tanto en la Unión Europea como en la eurozona ya en noviembre el paro se situó ligeramente por debajo de los niveles anteriores a la pandemia.
Es difícil entender, más allá de la propaganda, que el presidente de España con estos datos en la mano sea capaz de hacer un discurso triunfalista sobre el paro en general o el desempleo juvenil, que anota un 30% sólo superado por Grecia. Y sin destacar en ninguno de sus discursos que más del 60% del empleo creado lo ha sido por el sector público y muy ligado a la pandemia, sanitarios y profesores, puestos de trabajo que muy probablemente desaparecerán con la Covid. El sector privado, el que genera riqueza, apenas crea puestos de trabajo. Y la productividad del país está por los suelos, una de las causas de que el PIB no encaje con el mercado laboral.
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