Rafael Torres
21:57 • 17 feb. 2012
Las recientes declaraciones sobre las becas del ministro de Educación, José Ignacio Wert, podrían esconder, bajo la apariencia de lo razonable, otra estocada a la justicia social, o sea, a los pobres. Según el ministro, habría que revisar el sistema de concesión de becas al estudio para vincularlas más al rendimiento académico que a la renta, y la sospecha de que el Gobierno anda urdiendo alguna enormidad sobre el particular nace de esa aparente obviedad, pues las becas ya se conceden en función del rendimiento, es decir, a los alumnos que aprovechan sus estudios y obtienen buenas notas. Naturalmente, el otro requisito esencial, ese que el señor Wert parece querer orillar, es que el alumno en cuestión carezca de los recursos económicos para sacar adelante sus estudios.
¿Qué quiere decir el ministro, pues, cuando apunta a la conveniencia de no tener muy en cuenta la renta a la hora de conceder las becas? ¿Que los hijos empollones de los ricos deberían ser también beneficiarios? Como no creo que el señor Wert sea conscientemente partidario del saqueo de los pocos dineros públicos de que disponemos por parte de los ricos, tal vez agradezca que se le recuerde, a fin de alejar de sí la tentación de cooperar en ese expolio, que las becas se instituyen exclusivamente para beneficio de los que no "pueden", cual establecen los principios de igualdad y de solidaridad social, tan básicos en democracia. Por supuesto que, además de no tener perras, el aspirante a disfrutar de una beca debe demostrar capacidad para el estudio, pero eso ya es así de toda la vida, por lo que no se ve la necesidad de revisar nada.
O sí, hay algo que debería revisarse en las becas: su número y su monto. Más becas y mejor dotadas.
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