Leo que el diestro Ortega Cano ha sido ingresado por una oclusión intestinal. Y esto, que a primera vista podría parecer un penoso padecimiento físico, en realidad debe ser interpretado de otro modo puesto que desde el entorno del torero se ha matizado que “eso no es exactamente así".
Es decir, que está hospitalizado por algo que, si bien se parece, no termina de ser un tapón en las tripas. ¿Qué es algo que es parecido a una oclusión intestinal, pero que no termina de serlo? Alguno habrá que sitúe sus dudas médicas en la vaporosa frontera que separa la oclusión del estreñimiento, pero prefiero pensar que en realidad el diestro está que no caga por algo o por alguien, lo que nos permitiría interpretar esta triste última hora como un encaprichamiento pasajero.
Pobre Ortega Cano. Desde que la revista “Hola” publicara discretamente en su sección “Cóctel de noticias” el atropello mortal en el que se vio envuelto tras salir de un establecimiento con el firme patrocinio de la unión de destilerías escocesas, está que no levanta cabeza. Por primera vez en su vida, Ortega Cano va a estar más interesado en el papel higiénico que en el papel cuché.
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