El Gobierno ha tenido ya que reconocer que apenas ha adjudicado una cuarta parte de los fondos europeos recibidos hasta ahora del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. Después de que los medios de comunicación hayan publicado numerosas informaciones relativas a los retrasos, opacidad y discrecionalidad con la que se están gestionando dichos fondos, ha acabado por manifestar que de los 19.000 millones recibidos hasta ahora (9.000 en agosto y 10.000 en diciembre) apenas ha ejecutado un 25%.
El destino de estos fondos y los que vengan tenían un destino muy claro: digitalizar, modernizar y cambiar estructuras de la economía española para hacerla más productiva. Sin embargo, la falta de diligencia, buena gestión y lentitud está logrando que la ejecución no llegue a las empresas y sí a proyectos que nada tienen que ver con los conceptos para los que fueron creados estos millonarios fondos. Ahí están las quejas de los empresarios y también de la oposición que están observado cómo el poco dinero que llega lo hace a proyectos parecidos al Plan “E” de Zapatero y a administraciones gobernadas por los socialistas, con un criterio obviamente partidista.
Esta pésima gestión de los fondos ha sido criticada por el Banco de España, el Servicio de Estudios del BBVA e incluso por la AIReF. Todas estas instituciones están ya calculando que la aportación, el impacto, de estos fondos en el crecimiento de la economía será menor del que cabía esperar. Teniendo en cuenta que en 2021, a pesar del ruido de trompetas que ha puesto en marcha el Gobierno tras conocerse el dato de crecimiento, no hemos siquiera recuperado todo lo perdido en 2020 y que las previsiones para este año son decepcionantes, el hecho de que el dinero de Europa no impulse la economía como se había previsto, es una auténtica decepción. Más, si tenemos en cuenta que no conocemos todos los extremos de los compromisos que el Ejecutivo ha adquirido y sobre todo el contenido de los informes que los acompañan.
No cabe duda de que la falta de un organismo, comité o autoridad independiente que fiscalice cada euro de los fondos procedentes de Europa tiene mucho que ver con la pésima gestión del Gobierno. Y veremos si no es otra ocasión perdida para modernizar la economía española como lo ha sido en 2021, a pesar de las compras de deuda del BCE y del aumento significativo de la deuda pública. España sigue a la cola de Europa y del mundo occidental en muchos ratios. Únicamente se han puesto parches para hacer sostenible en el tiempo el Sistema Público de Pensiones y el mercado laboral. Eso sí, vamos a ser campeones en impuestos a empresas, autónomos y asalariados y con estos mimbres es difícil esperar mejoras en empleo, inversión y poder de compra.
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