El PP ha ganado las elecciones en Castilla y León, pero no ha conseguido alcanzar el objetivo que Alfonso Fernández Mañueco se había propuesto cuando adelantó los comicios en la idea de lograr una mayoría suficiente para gobernar en solitario. Han ganado, pero sin el apoyo o la abstención de otras fuerzas no podrá gobernar. Se abre, pues, un doble interrogante. ¿Formará un gobierno de coalición con Vox que ha conseguido pasar de uno a trece escaños? ¿O intentará repetir la fórmula de Díaz Ayuso en Madrid que cuenta con el apoyo tácito de Vox pero sin tenerles en el gobierno? Esta segunda posibilidad se torna más complicada tras haber dicho Santiago Abascal que al candidato de su partido se le había puesto "cara de vicepresidente".
Veremos cómo administra Mañueco la situación a la vista de que la combinación con los partidos provinciales que en León, Soria y Ávila han conseguido un buen resultado -entre los tres juntan siete escaños- en una hipotética suma con los del PP no alcanzan la mayoría necesaria. Ni aunque se les uniera Ciudadanos, gran perdedor de la jornada que a punto estuvo de desaparecer y solo conserva un escaño.
Se abre, pues, un tiempo de incertidumbre que es el que se deriva de un resultado menor del esperado y que deja a Pablo Casado, el presidente nacional de los populares, en una situación incómoda porque se empleó a fondo en la campaña en la esperanza de cosechar una gran victoria que, caso de haberse producido, habría reclamado como propia. No peligra su liderazgo al frente del PP, pero no sale reforzado como pretendía el aparato que le rodea.
La otra conclusión de lo ocurrido es que la izquierda ha perdido y el PSOE ha sido el gran derrotado. Hace tres años ganó las elecciones y el domingo perdió siete escaños. En la última semana de campaña Pedro Sánchez se empleó a fondo arropando a Luis Tudanca. Reiteró el discurso del miedo a Vox pero los electores no compraron la mercancía. A partir de ahora y hasta las próximas elecciones generales lo volveremos a escuchar convertido en mantra en boca de la izquierda. La misma que en su conjunto --Podemos ha salido demediado-- ha perdido la elecciones en Castilla y León. El PP ha ganado las elecciones, pero a la vista de los resultados, es probable Mañueco esté pensando que se equivocó al adelantar las elecciones. La suya ha sido una victoria amarga.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/231591/amarga-victoria