Cuando volvía del pueblo, después de hacer unas compras, me paró la Guardia Civil. Justo delante de unas casetas postales de correos y enfrente de unos contenedores de basura y reciclaje. Al detenerme me metí en uno de los charcos de aguas residuales, que afloraron al asfalto, provenientes de algún edificio cercano. Pero la pareja de agentes me abordó directamente por la orilla de la carretera, y allí estaba yo esperando sus órdenes.
La agente me pidió que apagara el motor y así lo hice. Como no estoy acostumbrada a que me paren permanecí callada si saber qué hacer hasta que la agente me pidió mi documento de identidad y los papeles del coche. Todo estaba en regla. Ahora, el carné de conducir. Me pongo solícita a buscarlo en mi cartera y mientras tanto recuerdo que hace meses lo vi y estaba caducado. Como un acto reflejo saqué las tarjetas rápidamente y digo, no lo llevo, y las volví a meter.
Pero el otro agente, un hombre joven que se encontraba más a mis espaldas, dijo, sí, sí lo lleva, lo he visto. Entonces me veo obligada a hacer el simulacro de buscarlo lentamente y lo entrego. Al momento observan que está caducado. Y ahí viene la pregunta, ¿era usted consciente de que lo tenía caducado? No, no lo sabía, repito yo.
Se apartan para hablar entre ellos, y la agente vuelve a hacerme la misma pregunta y yo respondo lo mismo. Es más, pregunto que desde cuándo. En ese momento se sonríe y me dice la fecha. No sé qué pasa esta mañana que todos los carnés están caducados, añade. Es que es un documento que apenas utilizamos y con tantas preocupaciones en los últimos tiempos no estamos pendientes de eso, alego yo. De acuerdo, pero queda usted avisada. Muchas gracias, le contesto, y me alejo.
Inmediatamente concierto una cita para renovarlo y me toca ir el día de san Valentín. Previamente vi los Goya y me quedé con unas palabras del discurso de Cate Blanchett, “si combinas cabeza, corazón y manos eres un artista”.
A la noche siguiente me preparé para el día de los enamorados viendo “Nuestros amantes” en Versión española. Y me impresionó mucho escuchar: “La mentira siempre dice la verdad” y también: “El único compromiso del ser humano es con su pasión”.
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