El poder ¿qué tendrá el poder? Pero algo tiene cuando vemos a Pablo Casado atrincherado en Génova 13 negándose a aceptar lo evidente: que no ha sido capaz de ejercer el liderazgo en el PP.
Eso sí, ni los votantes del PP ni los militantes de este partido merecen el espectáculo chusco e irresponsable ofrecido en vivo y en directo por Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado. Que el desencadenante de la guerra fraticida haya sido fruto de algo tan nimio e intrascendente para los ciudadanos como es quién preside el PP de Madrid, debería de llenarles de sonrojo a ambos.
Puede que la presidenta de Madrid haya salido más airosa que Pablo Casado de este vodevil del tres al cuarto, pero sin duda no ha salido incólume entre otras cosas porque la oposición del PP en la Asamblea de Madrid estirara el escándalo como si de un chicle se tratara.
Pero el que realmente tiene un problema es Pablo Casado que después de haber mandado a su lugarteniente, el secretario general del PP García Egea a acusar y arremeter de arremeter contra Ayuso como si de su peor enemigo se tratara cuestionando su honradez, salió al día siguiente él mismo a continuar ahondando en la supuesta falta de honradez de la presidenta madrileña.
Como si esto fuera poco, y para continuar el espectáculo, veinticuatro horas después Pablo Casado se rendía con armas y bagajes ante Ayuso queriendo cerrar la guerra como si no hubiera pasado nada. O está asustado, o toma a los ciudadanos por tontos si cree que después de las cosas que se han dicho él y Ayuso, pero sobre todo su amigo García Egea y él mismo contra Ayuso, la opinión pública va a pasar página como si no hubiese oído nada.
Son tan graves las acusaciones hechas por Teodoro García Egea y el propio Casado contra la presidenta madrileña, que no pueden cerrar la crisis como si solo hubiera sido una pelea de patio de colegio.
No dudo que Pablo Casado sea una buena persona como aseguran quienes le conocen pero de lo que carece es de solidez como político para llevar las riendas del principal partido de centro derecha de España y mucho menos para aspirar a gobernar España.
Casado no ha sabido rodearse de un equipo serio, sólido, consistente, que García Egea sea su segundo de abordo como secretario general del PP lo dice todo.
Hasta ahora los ciudadanos solo han visto a Casado dar bandazos y sin un proyecto político nítido. Quizá ha llegado demasiado pronto a asumir una responsabilidad para la que aún le falta “oficio”.
En cualquier caso el espectáculo que ha protagonizado le coloca en una situación imposible porque en su partido ya no creen en él, es más, le han indicado la puerta de salida.
El mejor favor que Pablo Casado puede hacer a su partido y a él mismo es hacer mutis por el foro. Si antes se cuestionaba su capacidad de liderazgo, ahora España entera ha contemplado en vivo y en directo que se ha rodeado de aprendices de brujo de tres al cuarto y que él carece de las cualidades de un líder. Podrá decir en su descargo que desde el minuto uno desde sus propias filas le han puesto zancadillas pero eso no justifica su falta de capacidad de liderazgo.
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