Benditos somos

“La gente se lleva las botellas de agua como si fueran gasolina sin plomo”

Alberto Gutiérrez
08:59 • 26 mar. 2022

Danone anunció esta semana que no podrá servir más yogures en España y Estrella Galicia que no regará las gargantas del español medio que viene aguantando el chaparrón de la vida loca en la barra de un bar, santuario del peregrino. El Gobierno apuntaba que la huelga es cosa de ultraderechistas y ha mirado para otro lado, concretamente para Marruecos, a quien ha ofrecido la autonomía del Sáhara, antigua colonia española sobre la que gran parte de la izquierda está vinculada emocionalmente: España los abandonó en 1975 cuando la Marcha Verde y lo vuelve a hacer ahora con la Marcha Atrás de Pedro Sánchez. A ver cómo se lo cuentan el próximo verano a los niños.



La política hace extraños e inesperados compañeros de cama, pero unos más que otros. Quién esperaba que después de la entrée de Brahim Gali en España el año pasado para curarse del Covid nuestro presidente iba a tomarse un cuscús con Mohamed VI en amor y compaña. Pues nadie. El arte de lo posible es una montaña rusa donde hoy eres socialdemócrata y al día siguiente democristiano, como el Zelig de Woody Allen.



Volviendo a lo importante que nos ocupa: la cerveza, los yogures, la inflación. El otro día la cajera del supermercado me dijo que la gente se lleva las botellas de agua como si fueran gasolina sin plomo. A la semana siguiente subirá el precio, alegan los clientes del súper. Así que vamos pareciéndonos a Argentina, que ya me lo aseguraba una amiga porteña allá por 2010: “ustedes empiezan a estar como nosotros hace unos años, antes del corralito”. Relindo. El día menos pensado tenemos una caja Clap como los venezolanos para alimentarnos racionadamente y nos enseñarán a decir consignas revolucionarias, patria o muerte, ya tú sabes. 



La gasolina, decía, ha alcanzado un precio que está haciendo barato el billete en avión a Madrid. Por comparación, se entiende. De modo que el otro día fui con mi mujer y mi hija a la capital en tren, una experiencia sólo al alcance de los elegidos, es decir, de los almerienses, hosanna en el cielo. Es un viaje a la modernidad, reflejada en algunos detalles. Por ejemplo, en la pantalla de televisión del vagón te van poniendo el mapa con el trayecto recorrido, como en los aviones transoceánicos. Es el metaverso, la realidad virtual en tus propias narices, un mundo de sensaciones. Y seis horitas de nada. Benditos somos.








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