Pedro Sánchez es reacio a someterse al control del Parlamento. Se diría que no acaba de entender que la esencia del sistema democrático reside en los contrapesos entre los diferentes poderes del Estado. El Gobierno tiene a su disposición el BOE, pero sus proyectos deben estar sometidos al escrutinio para su aprobación o rechazo por el Congreso y el Senado.
El ninguneo por parte de Sánchez ha dado pie en las últimas horas a presentar ante un grupo de empresarios del Ibex, antes de llevarlo al Parlamento, el denominado Plan Nacional de medidas para paliar los efectos de la Guerra de Ucrania. Para llamar a las cosas por su nombre, habría que hablar de ayudas a sectores afectados por la guerra y por los efectos devastadores del incremento del precio de la electricidad y los combustibles que ya se venían registrando antes del inicio del conflicto. La mayoría de los partidos han criticado que Sánchez haya anticipado el plan antes de acudir a explicarlo en el Congreso. Aún así, todo indica que el paquete de medidas económicas contará con el respaldo de Podemos, socios que forman parte del Gobierno y también del resto de fuerzas en las que viene apoyándose el PSOE a lo largo de la legislatura.
La gravedad de la situación económica con una inflación que alcanza una cota insoportable del 7,6% -agravada por la huelga de camioneros que amenaza con desabastecimiento- hará que dicho plan consiga su aprobación en el Congreso aunque está cosechando críticas a derecha e izquierda. Los socios de Sánchez -ERC, PNV, Bildu y Más País- critican las formas pero avalarán el plan aunque denuncian que se queda corto. El PP espera a conocer los detalles antes de pronunciarse, pero Alberto Núñez Feijóo pide que el plan vaya acompañado de una rebaja de impuestos. Vox votará en contra. Ciudadanos, aunque lo considera insuficiente, no ha dado a conocer si apoyarán o no el plan. Esperan que Sánchez acuda al Congreso y lo explique.
La verdad es que le cuesta someterse al control del Parlamento. Hace unos días tuvimos otro ejemplo de esa forma suya de proceder en ocasión del cambio de política del Gobierno en relación con el Sahara y el futuro de aquel territorio de soberanía en disputa. Sánchez, en carta personal al rey de Marruecos, anunció el volantazo. Todavía no lo ha explicado en el Congreso. Actúa como sí España fuera una república presidencialista. Le delatan las formas.
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