El presidente del Gobierno nos tiene acostumbrados a sus trucos, a la propaganda y la vaciedad e inutilidad de sus medidas. Y en esta ocasión no iba a ser distinto. Hace meses que los españoles estábamos esperando medidas que paliaran los espectaculares precios de la energía y la consiguiente inflación galopante. Pero, no llegaban. Hemos visto cómo pasaban los días, mientras otros países tomaban medidas de apoyo a empresas y hogares. Han tenido que llegar las manifestaciones en la calle y la invasión rusa de Ucrania para que Sánchez anunciara que iba a hacer algo. Para ganar tiempo, se inventó el día mágico, el 29 de marzo. Y este día llegó y como siempre la frustración y sensación de engaño se adueñó de los españoles. Y con razón, porque de los 16.000 millones anunciados, 10.000 son créditos ICO. Es decir, una invitación a endeudarse, cuando ni se han consumido todos los créditos de la pandemia y cuando miles de empresas y autónomos han tenido que pedir periodos de carencia para poder devolverlos.
Otra de las medidas, los 20 céntimos de rebaja de los carburantes, 5 céntimos los pondrán las petroleras que lo sumarán a las bajadas ya anunciadas días antes que el Gobierno. Además, este coste se hará con cargo a la recaudación extra que el Estado ha venido ingresando por los altos precios de los carburantes y la luz. El aumento del IMV es otra trampa teniendo en cuenta que prometen 75 millones, cuando han sido incapaces de conceder en 2021 casi 1.000 millones que había presupuestados.
En cuanto a la prohibición de despedir y limitar el alquiler a una subida del 2%, lo único que va a conseguir es dañar la economía de empresas y autónomos que están al límite y de los centenares de miles de pequeños arrendadores. Se lo quito a unos para dárselo a otros. ¡Menuda ayuda! Y sobre las ayudas directas, ya sabemos qué pasó con las que se anunciaron para paliar los efectos del Covid. Miles de millones quedaron sin repartir gracias a la burocracia y condiciones para acceder a ellas. ¿Ahora se hará de forma distinta? Lo dudo. Y por lo que se refiere al recibo de la luz, nada de nada. En realidad, no tienen ni idea de qué hacer con esa propuesta aprobada en el Consejo Europeo de considerar a Portugal y España como una isla. De hecho, la propia vicepresidenta para la Transición Energética ha dicho que habrá que esperar un mes, con suerte.
En definitiva, el gran esfuerzo lo harán el sector privado y las familias. Ni se bajan los impuestos, como se les prometió a los presidentes autonómicos, ni se reduce un ápice el gasto público. Ni un solo gesto de ahorro por parte del gobierno más elefantiásico y gastador, que ha llevado la deuda a límites insostenibles y que no tiene un plan para ir reduciéndola.
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