¡El ‘pito’ de oro Amat!

Menuda suerte Gabriel. ¡Qué envidia! No te quejarás, eh. El que a nuestros años (que son ya un puñao) y con los lógicos achaques que nos trae la edad (no hay forma de verlo en forma, alegre, resuelto), el contar con un ‘pito de oro’ como el que te han otorgado: siempre dispuesto al mejor y más placentero trabajo es como para sentirse feliz y contento. Y no sólo tú, pillín, que esas cosas se disfrutan en compañía, hasta los árbitros en los campos de fútbol disfrutan de él. Pero ese es otro cantar, o más bien tocar, sería más acorde con la academia si decimos pitar. Limpio, dorado. ¡Olé por mi Gabriel, dirá su señora, que me viene a casa todos los días con su ‘pito de oro’ para satisfacción y alegría de los pocos (o muchos) años que aún nos quedan! No puedo por menos que reconocer la ‘puñetera’ envidia que me produce la gracia que le han otorgado a don Gabriel. Nada más y nada menos que un ‘pito (y encima) de oro’. Un pito que le va a durar el resto de su vida (que sea larga), un pito siempre duro (que alegría), dispuesto a ‘pitar’ y a hacer felices..¡carnaval, carnaval! a media Roquetas de Mar, que digo Roquetas, a media provincia. Con un ‘pito de oro’ se puede ‘pitar’ todo lo que se quiera, y con la confianza y la satisfacción de que no se va a acabar nunca. Los pobres que no somos jefes políticos ni tenemos presupuestos de donde sacar subvenciones nos tenemos que conformar con el pito de cada día, y ya se sabe que con el paso del tiempo el pobre ya no tiene ni ganas de pitar. Creo que estos señores del carnaval, para alegría del personal, debían hacer extensivos sus ‘pitos de oro’ a la gran mayoría de los almerienses.