Reivindicación del cine ruso

Al cine hay que acercarse para interpretar las claves de ahora y los momentos históricos

Miguel Ángel Blanco
08:59 • 06 abr. 2022

La Filmoteca de Andalucía ha retirado de su programación la proyección de la película “Solaris” del cineasta ruso Andrei Tarkovski (1932-1986). Y por consiguiente, en Almería nos hemos quedado recientemente sin ver esta obra maestra en el ciclo de proyecciones, en el Museo de Almería. La cruenta y criminal guerra de Putin contra Ucrania ha sido el pretexto para que desaparezca toda programación cultural con referencia a la cultura rusa (cine, teatro, música, literatura). Una decisión ridícula e injusta, que sólo sirve para poner en evidencia la ignorancia de nuestro panorama institucional en sus decisiones oficiales. Está claro que Tarkovski, uno de los cineastas universales de la Historia, nada tiene que ver con la guerra de Putin. Y la cinematografía rusa es una gran referencia en la construcción del lenguaje de la imagen cinematográfica en la historia del Cine con autores como Eisenstein, Dziga Vertov, Pudovkin, la corriente histórica del formalismo ruso y el propio Tarkovski. 






Al cine hay que acercarse para desvelar e interpretar las claves de nuestro tiempo y de los momentos históricos. Ya el gran teórico francés André Bazin, en su obra clave “¿Qué es el Cine?”, en torno al cine como arte de la realidad, plantea que el cine es la realización en el tiempo de la objetividad fotográfica. Sobre todo, “el Cine es un fenómeno idealista”. Y este es el punto de partida por el que hay que avanzar en un proceso que configura al Cine como síntesis de todas las artes. 



En la Historia del Cine Tarkovski es fundamental con tres películas que son tres obras maestras: “Solaris” (1972), “El espejo” (1975) y “Stalker” (1979). Muy buena idea sería programar la completa filmografía de Tarkovski.



El cine ruso ocupa un territorio muy personal en la creatividad del lenguaje cinematográfico.



Una primera referencia está en Eisenstein (1898-1948), que da formalidad al discurso de la imagen cinematográfica con su Teoría del Montaje. Con él surge el criterio de que la Teoría del Cine es la Teoría general del Arte. 



Eisenstein es autor de una obra emblemática: “El acorazado Potemkim” (1925), película prohibida en España durante la dictadura del Franquismo, y que solo se podía ver de forma clandestina en proyecciones secretas en lugares universitarios. La película se hizo para conmemorar el veinte aniversario de la revolución, con la historia del motín de la tripulación del acorazado contra los oficiales zaristas. En la película hay una secuencia singular que marca las claves del realismo. La masacre de civiles, familias, mujeres y niños, que fuerzas zaristas provocan en la escalinata de Odessa, que ha sido tomada de ejemplo de realismo de la imagen en películas contemporáneas con otras historias. Eisenstein es también autor de otra gran obra maestra de referencia: “Iván el terrible”.



En este panorama histórico está también Dziga-Vertov (1896-1954), que funde simbolismo y realismo, con su teoría del Cine-Ojo, “el cine es el arte de imaginar los movimientos de las cosas en el espacio”. 

Y también comparece Pudovkin (1893-1953), en torno a la clave del sonido y las escenas de masas.

La Filmoteca de Andalucía debería reparar su gran error y recuperar la filmografía de Tarkosvski. Una sugerencia que también podría servir para el Cine-Club de Almería. 


Sin el cine ruso no se concibe la idea del cine contemporáneo. 



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