No tengo ninguna duda de que si quedara en pie un solo molino de viento en toda La Mancha; para recordar cómo eran aquellos molinos, la molienda, las formas de vida asociadas a ellos, lo que debería hacerse es dejar en pie ese último molino, rehabilitarlo, no tirarlo. Y si ya no quedara ninguno, lo que debería hacerse es reproducir uno de ellos. Levanten la mano quienes no lo vean así.
Pues bien, desde el año 2000 a 2004 se fueron publicando en la prensa de Almería hasta 9 artículos (7 de ellos en la Voz de Almería) que reflejaban mi propuesta de un Ecomuseo: 1.- como expresión de amor y afecto a nuestros mayores, a sus vidas abnegadas a las que tanto debemos, 2.- dejar constancia de las formas de vida tradicionales en nuestra Vega, 3.- como homenaje, y como saldo de la deuda que Almería tiene con su Vega, con su despensa.
La propuesta -ampliamente desarrollada entre las páginas 337 a 344 de mi libro: La Vega de Almería, una forma de vida que se acaba, publicado por el IEA en 2003- era la de indultar un viejo cortijo -aún se estaba a tiempo- salvarlo de la desaparición, para así, en él y en su entorno (tierras de cultivo, esplaná, horno, noria, balsa, aljibe de agua de lluvia, era, enramá, cuadra, garitas, corral, cañar, una boquera, etc.) recrear, vivir y revivir la trilla, la labranza con el arado romano, el tarjillao, el ordeño de los animales, la cocina tradicional, las matanzas, las hogueras de S. Antón, los cohetes de S. Marcos, el gallinero, los polleros, los mecedores, los juegos de los niños, la recuperación de oficios tradicionales (talabartería, fragua, carpintería de carros), los velatorios, las novenas, etc., etc. Pero en el centro, sin duda, sin duda en el centro, el cortijo.
La propuesta fue recogida por el concejal Miguel Cazorla quien la incluyó y ha defendido siempre en su excelente idea de anillo museístico, presentada en 2007.
Pero, para lo que ahora se ha puesto la primera piedra, muy, muy poco tiene que ver con lo anterior. Una moderna concepción se ha plasmado en otra realidad. Nada que objetar a los técnicos que han desarrollado el proyecto; ellos, bajo sus concepciones, han hecho su trabajo.
Mi profundo dolor es que todo ello haya salido adelante con el apoyo de la Asociación de la Vega de Almería de la que -entre otros- también fui promotor en 2005. Pero no, no era para esto.
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