Arenas detrás de la pancarta

Arenas detrás de la pancarta

José Luis Sánchez Teruel
01:00 • 04 mar. 2012
El 20 de Noviembre el Partido Popular ganó las elecciones generales y Mariano Rajoy consiguió ser presidente del Gobierno. Esto, que parece obvio, ha habido que empezar a recordárselo ya a los dirigentes de la derecha en vista de que con su querencia a utilizar el espejo retrovisor y culpar de todo al anterior ejecutivo, sin asumir que gobiernan desde hace varios meses, se les esté poniendo cara de oposición. Sólo así se entiende que ahora discutan que los dirigentes del PSOE nos sumemos a los actos contra la reforma laboral que convocan las organizaciones sindicales, ejerciendo nuestro derecho, como cualquier ciudadano, a rechazar el decretazo de Rajoy. Y lo hacemos al amparo de la Constitución, libremente y de forma pacífica, porque los socialistas detestamos la violencia, cualquier tipo de violencia.
Desde el PSOE, lo que hemos puesto de manifiesto es que la reforma laboral provocará que millones de españoles, miles de almerienses en nuestra provincia, vean alteradas sus relaciones laborales, de manera unilateral y en perjuicio de sus derechos, sin que ello contribuya a la creación de empleo. En cambio, lo que desearía Javier Arenas es que los socialistas estemos calladitos y dejemos desamparados a los ciudadanos. Además de resultar delirante este planteamiento, dice muy poco de los valores democráticos que atesora el líder de los populares andaluces porque, al final, lo que ven los ciudadanos es, efectivamente, a “cada oveja con su pareja”; es decir, a los socialistas al lado de los trabajadores y al PP de Arenas, al que tanto le gustaba la pancarta en la oposición, con la Conferencia Episcopal.
Pero los ciudadanos andan durante estos días también cabreados porque desde el pasado jueves ya han podido comprobar que le han rebajado el sueldo, que han perdido poder adquisitivo con la subida del IRPF aprobada por el Partido Popular. Esa que venimos denunciando que castiga a los trabajadores, a todo el que tiene una nómina. Y lo que es mucho más revelador a estas alturas, entre subida de impuestos y decretazos contra el empleo los ciudadanos ya han asumido, y en muy poco tiempo, que han sido víctimas del mayor engaño electoral protagonizado por un partido político, el de Arenas.
Nadie puede asegurar ya que el Partido Popular no vaya a seguir urdiendo un nuevo engaño, metiendo la tijera hasta la empuñadura y aprobando recortes aún más duros que los que se han puesto en marcha hasta ahora. La trituradora del PP, allí donde gobierna, en comunidades autónomas como Galicia, Valencia, Castilla-La Mancha o Madrid, está a pleno rendimiento, dejando como un solar el Estado del Bienestar. Y detrás de esa pancarta están Arenas, Rajoy, Aguirre y De Cospedal como autores intelectuales del recorte y el tijeretazo.
No es de extrañar, por lo tanto, que a Javier Arenas, en su particular viaje al pasado, se le haya caído por el camino la mitad del discurso y con la otra mitad, la del programa electoral, ni se haya podido liar unos bocadillos. Con cada medida que aprueba el Gobierno popular, al eterno candidato del PP en Andalucía se le pone en marcha el reloj de arena, vuelve veinte o treinta años atrás en el tiempo y pone al día sus propuestas, las de la agenda oculta que maneja, las mismas que están aplicando Rajoy y los suyos a hachazo limpio, sin contemplaciones, contra trabajadores y desempleados.
Frente a eso, frente al modelo de la derecha que apuesta por las privatizaciones, la subida indiscriminada de impuestos, la reforma laboral o los anuncios de copago en la sanidad pública, Andalucía ha conseguido mantener dignamente su gasto social, sostener la educación y la sanidad y poner de relieve que hay una manera distinta de salir de la crisis, como ha sido capaz de demostrar el presidente de la Junta, José Antonio Griñán.






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