Cuatro años después

Sánchez ni cuenta ni tiene en cuenta a la oposición

Fermín Bocos
09:00 • 02 jun. 2022

Se cumplen cuatro años de la moción de censura que apeó a Mariano Rajoy de la Presidencia del Gobierno y aupó a Pedro Sánchez hasta la silla curul de La Moncloa. Tiempo en el que los españoles hemos conocido una forma de gobernar peculiar en la que buena parte de las acciones del Ejecutivo --muy dado al empleo del decreto ley-- parecía desdibujar el perfil del régimen parlamentario para apuntar hacia formas presidencialistas de gobierno. España no es Francia, pero Pedro Sánchez se comporta como si fuera Emmanuel Macron, el presidente de la República.



La primera consecuencia y la más visibles de esta deriva es el ninguneo a la oposición. Sánchez ni cuenta ni tiene en cuenta a la oposición. En una decisión personal, sin consulta previa al Parlamento, ha llegado a virar de manera radical uno de los ejes de nuestra política exterior alineándose con el Reino de Marruecos en la cuestión de la soberanía sobre el territorio del Sahara. Durante la pandemia fueron también sonadas varias decisiones unilaterales posteriormente declaradas anticonstitucionales por el TC. Pandemia de la que, por cierto, todavía ignoramos el número real de compatriotas fallecidos.



Sánchez se maneja bien en las reuniones internacionales pero no ha conseguido que en la relación con EE.UU. Washington le disculpe la rareza que desprende la presencia de Podemos en el Gobierno de España. Un movimiento de matriz comunista, algo insólito en un país miembro de la OTAN. Ahora mismo algunos de sus ministros (Belarra, Garzón) están en contra de que España acoja en Madrid la cumbre de esta organización a la que van a solicitar su adhesión Finlandia y Suecia.



En cuatro años Sánchez ha dado variados ejemplos de otra de sus especialidades: revocarse a sí mismo. Es hombre de criterios flojos, contradictorios. Puede pasar de negar que indultaría a los separatistas golpistas a indultarlos; o repetir que nunca, nunca pactaría con Bildu para acabar pactando; o anunciar que no podría conciliar el sueño sí pactaba con Podemos y cederles cinco carteras en el Consejo de Ministros. Cuatro años de un contorsionista político que dejaran huella en la consideración que tiene la mayor parte del personal acerca de la dudosa fiabilidad de algunos políticos.







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