Rafael Torres
23:15 • 09 mar. 2012
Harto disimula Rajoy su presunta obsesión por crear empleo: ni su Reforma Laboral, que lo destruye más si cabe, ni la subida del IRPF, ni el acogotamiento a las autonomías para reducir el déficit, ni, desde luego, la batería de enormidades que por lo visto prepara para inmediatamente después de las elecciones andaluzas (subida del IVA, retraso en la edad de jubilación y copago sanitario) contribuyen a que haya más trabajo, salvo para los recaudadores y los psiquiatras. Los primeros se van a hinchar despojando a la gente hasta del último euro que le encuentren en los bolsillos, y los segundos, a menos que se refuercen con grandes contingentes de colegas argentinos, resultarán insuficientes para tratar la angustia y la desesperación de los millones de españoles atrapados en este sindiós de usureros y políticos incompetentes.
Mientras, los sindicatos marean la perdiz de la huelga general, y el Gobierno del Partido Popular agota los últimos gestos de apócrifo buenismo (por ejemplo, eso de la dación en pago solo en los casos en que la posición de los planetas dibujara en el cielo, cuando se firmó la hipoteca, la cuadratura del círculo), la realidad se ofrece a los ojos de las personas más grosera e hiriente que nunca: Gallardón da clases de moral a las mujeres, el Ayuntamiento de Madrid sigue gastándose fortunas en su solicitación mendicante de los Juegos Olímpicos, el magnate de Las Vegas contempla sobre plano el territorio que dejará de ser español para serlo de su soberanía, y en los despachos de Europa, tierra adentro, condenan a Barbate con la extinción de su tradicional riqueza marina.
Rajoy llegó para salvarnos, pero a ver quién nos salva de Rajoy. Pese a las encuestas y los sondeos, y pese a que no se ha publicitado aún la segunda tanda de medidas empobrecedoras, habrá muchos andaluces que, muy hartos y desengañados del PSOE, le den un par de vueltas todavía, no obstante, a eso de dejar que les salve Javier Arenas.
Mientras, los sindicatos marean la perdiz de la huelga general, y el Gobierno del Partido Popular agota los últimos gestos de apócrifo buenismo (por ejemplo, eso de la dación en pago solo en los casos en que la posición de los planetas dibujara en el cielo, cuando se firmó la hipoteca, la cuadratura del círculo), la realidad se ofrece a los ojos de las personas más grosera e hiriente que nunca: Gallardón da clases de moral a las mujeres, el Ayuntamiento de Madrid sigue gastándose fortunas en su solicitación mendicante de los Juegos Olímpicos, el magnate de Las Vegas contempla sobre plano el territorio que dejará de ser español para serlo de su soberanía, y en los despachos de Europa, tierra adentro, condenan a Barbate con la extinción de su tradicional riqueza marina.
Rajoy llegó para salvarnos, pero a ver quién nos salva de Rajoy. Pese a las encuestas y los sondeos, y pese a que no se ha publicitado aún la segunda tanda de medidas empobrecedoras, habrá muchos andaluces que, muy hartos y desengañados del PSOE, le den un par de vueltas todavía, no obstante, a eso de dejar que les salve Javier Arenas.
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