Los que viven instalados en el futuro comparten con los que han realquilado el pasado la sensación de malestar que les provoca el presente. “No me gusta lo que veo y por eso me invento el futuro o predigo el pasado”, se dicen muchos hoy día. Y algunos hasta lo escriben con la esperanza de ser contratados para la explicación del ayer o la justificación del mañana. Pero que nada de esto nos haga olvidar que la clave del oficio de contar cosas rema amarrada al duro banco del presente, que es donde vamos navegando. Y por eso no debemos perder de vista una estupenda información que firmaba en estas mismas páginas hace unos días Manolo León, en la que ya ponía nombre a la nueva futura decepción ferroviaria de Almería: Lorca. Que no se precipiten los de la desmemoria histérica, que hablamos del pueblo murciano y no del poster reglamentario.
Escribe León que los ingenieros externos que vigilan el avance y desarrollo de las obras de la alta velocidad que habrán de enlazar Murcia con Almería (el matiz de empezar en Murcia y terminar en Almería es muy importante) no ven viable que pueda cumplirse en modo alguno la reiterada promesa del actual gobierno socialista de culminar el enlace con nuestra capital en 2026, “sí o sí”, como dice con la fe del carbonero el antuso Jerónimo Parra, presidente de la Cámara de Comercio.
La información de León refleja los cálculos y estimaciones de ingenieros independientes que consideran altamente improbable que el actual desarrollo y ritmo de los trabajos permita cumplir con el objetivo de que los almerienses tengamos el AVE entrando y saliendo de nuestra ciudad dentro de cuatro años. Y bueno, aunque el saber no ocupa lugar, quizás no sea del todo necesario haberse desgastado los codos bajo el flexo durante unas miles de horas para saber que al paso que va la burra, la harina no llega al molino.
Por eso, quizás lo más llamativo de la información sea la cristalización de la responsabilidad del nuevo fiasco en un ente colectivo -la ciudad de Lorca- y no en un partido, un ministro o un presidente de Gobierno como sucedía hace unos cuantos años. Que la culpa del retraso la tenga Lorca viene a ser como echarle la culpa al cha-cha-chá, que es una excusa de pickup bailable. Yo ya sé que buena parte de la opinión publicada en Almería está más atenta a reescribir el pasado que a preparar el futuro, pero a lo mejor es el momento de instar a la grandilocuente “sociedad civil almeriense” a que se deje de buenas intenciones y mejores formas y que exija al gobierno, con firmeza y determinación, la verdad. Hay mucho en juego en esto del AVE y en Almería perdemos siempre. Y no sólo queremos la verdad. Queremos que dejen de considerarnos como súbditos capaces de asumir y hasta aplaudir y agradecer cualquier pellejería.
La triquiñuela que estamos viendo estos días con el intento del gobierno de Pedro Sánchez de vender como AVE de Extremadura un simple tren de altas prestaciones que encima va con retraso, nos da una idea de qué es lo que hará sin duda en Almería este tipo si vuelve a ser elegido presidente del Gobierno de España. Porque lo de menos ahora es si la culpa es de una ciudad, de un ministro o de un gobierno.
Lo que Almería necesita es que alguien nos explique ya, como quien le explica un diagnóstico serio a un paciente, lo que por el momento nadie quiere reconocer: que lo que va a venir a Almería no es un AVE como el de Sevilla a Madrid, sino que será un tren más rápido que el que tenemos ahora. Y sobre todo, que lo que sea llegará después de 2026.
Decir otra cosa sería seguir engañando al personal. Y es que si la mentira llevase raíles, Almería llevaría veinte años disfrutando del AVE.
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