Manual de primavera

Manual de primavera

Juan Manuel Gil
20:19 • 13 mar. 2012
En esta columna no hay crisis. No tiene cabida. Cuatrocientas y pico palabras sin destrucción de empleo, sin objetivos de déficit, sin bajadas de sueldo, sin reajustes en las becas, sin reformas laborales y sin recetas médicas a un euro. No hay nada de eso. Esta columna es un manual para que imagines, dibujes y muerdas la primavera. La que está a punto de estornudarte en la cara. Porque este año las carreteras llegan cargadas de vinagretas, grillos y estampados frutales. Así que es el momento de dar el salto y quedarte suspendido en el aire, de inventarte el cóctel del eterno fin de semana, de que se te desparrame la imaginación –el petróleo de nuestro siglo- y te obligue a nadar en ella. Que le den por culo a la crisis. Vete a la calle y hazte pasar por un pez gordo de Silicon Valley. Apenas estés dispuesto a mover el mundo con un punto de apoyo, te lloverán las amistades en facebook, te caerán las preguntas que te sabes y se te subirá el guapo a las mejillas. Es la amenaza que trae entre los pistilos esta primavera: que todo sea muchísimo mejor. Mejor que antes. Mejor que cuando estábamos mejor. Por eso, ahora que estás a tiempo, decide qué vas a leer durante estos meses, a quién vas a llamar en horario de tarifa plana y qué vas a contestar cuando desde el portero automático te pidan que bajes a tomar algo. Si llevabas tiempo dándole vueltas a eso que tú sabes, escríbelo en twitter y que se convierta en trending topic. Esta primavera va a llegar como un disparo de hierba. ¿Qué pasa? ¿Que te parece demasiado optimista? ¿Qué se asemeja a un anuncio de Ikea? Pues a mí todo lo que tiene que ver con la crisis y sus responsables me tiene asfixiado. Apesta y duele. Parece una mala película que alimenta el pánico y la desgracia. No hay cómo masticarla y tampoco sabemos escupirla. Así que permíteme que continúe por donde lo dejé. Esta primavera va a llegar como un disparo de hierba. Es cuestión de que nuestras ganas también viajen a la velocidad de la luz. Por lo pronto, vamos a vernos en algún sitio. Llegan días de sol y tienes que contarme de qué te ríes tanto. Algo me dice que yo también me voy a reír.






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