Fermín Bocos
21:13 • 16 mar. 2012
Hay un dicho en el lenguaje de los marinos que resume bien la situación actual de crisis económica por la que atraviesa España: frente a la tempestad, el pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie y el "realista" ajusta las velas. La tempestad es la crisis en la que estamos metidos. Los pesimistas serían aquellos (políticos) que no acertaron a prever la tormenta y ahora hacen como que han perdido la memoria. Los optimistas son quienes viven del erario (funcionarios que no temen perder su puesto de trabajo) y que, aunque gruñen porque les han rebajado el sueldo, esperan a que escampe con la tranquilidad de quien sabe que puede irse de puente sabiendo que, al regresar, seguirá teniendo un puesto de trabajo.
En esta situación ¿quiénes serían los "realistas" ? Pues todos aquellos que con ilusión, pero sin hacerse ilusiones, luchan por mantener abierta una pequeña empresa o los que no se rinden y al tiempo que siguen mandando currículos aquí y allá, no se quedan en casa esperando una llamada. Como el caso que me contaba antes de ayer un taxista de Madrid, arquitecto de profesión. Conducía un taxi porque el estudio de arquitectura en el que trabajaba había cerrado. Si fuera más joven -decía-, buscaría un trabajo fuera de España.
Pero estaba dando el callo al volante. Su determinación me pareció admirable. Y como él, miles. Se habla de 2014 como el año en el que la economía española habrá doblado el cabo de las tormentas. No me cabe duda de que conseguiremos salir adelante, pero creo que será más por el empuje de los "realistas", de los que no se rinden ante las dificultades, que por obra de la reciente y polémica reforma laboral.
En esta situación ¿quiénes serían los "realistas" ? Pues todos aquellos que con ilusión, pero sin hacerse ilusiones, luchan por mantener abierta una pequeña empresa o los que no se rinden y al tiempo que siguen mandando currículos aquí y allá, no se quedan en casa esperando una llamada. Como el caso que me contaba antes de ayer un taxista de Madrid, arquitecto de profesión. Conducía un taxi porque el estudio de arquitectura en el que trabajaba había cerrado. Si fuera más joven -decía-, buscaría un trabajo fuera de España.
Pero estaba dando el callo al volante. Su determinación me pareció admirable. Y como él, miles. Se habla de 2014 como el año en el que la economía española habrá doblado el cabo de las tormentas. No me cabe duda de que conseguiremos salir adelante, pero creo que será más por el empuje de los "realistas", de los que no se rinden ante las dificultades, que por obra de la reciente y polémica reforma laboral.
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