Todo es mentira

No sé las veces que he visto el vídeo de la despedida de Jesús Quintero en su último programa de El loco de la colina. Me embelesa su voz y me fascina tanto lo que dice. Lo siento tan vivo que es como si me lo dijera a mí misma: “Vivimos revolcados en la mentira. A este paso va a resultar más fácil creer en Dios que en el hombre”. 

Por supuesto, y más para una mujer, qué difícil resulta creer en un hombre (ya sé que se refiere al ser humano). Pero la justicia divina nos iguala: “Todos somos unos fracasados, porque por mucho que hayamos obtenido, nada es como se imaginaba”. 

Si analizamos nuestras vidas, comprobaremos la realidad de esta afirmación de Jean-Paul Sartre: “La historia de la vida, de cualquier vida, es la historia de un fracaso”. 

A la vez que iba asimilando estas grandes verdades, veo en televisión a Noam Chomsky. Estaba siendo entrevistado en El Intermedio por Andrea Ropero y me deslumbró este lingüista, filósofo, politólogo y activista estadounidense de noventa y tres años. 

Declarado socialista libertario, y miembro de sindicato IWW (Trabajadores Industriales del Mundo, defensores de la abolición del sistema salarial, lo que se denomina la esclavitud del salario, base de la desigualdad que genera el sistema capitalista), ejerce una fuerte crítica del capitalismo contemporáneo, que en el fondo contribuye al resurgimiento de los nuevos fascismos, y asimismo practica una crítica clara de la política exterior de su país. 

Explicó estupendamente cómo esta guerra en Europa beneficia a Estados Unidos, para seguir siendo el gendarme del mundo, y la necesidad urgente de unas negociaciones para evitar un desastre nuclear; la vida del planeta está en vilo junto a la humanidad.  

Después de estas inquietantes revelaciones me puse a ver una película italiana, realmente de culto, “Uccellacci e uccellini” de Pasolini, traducida como “Pajaritos y Pajarracos”, que viene muy bien al caso de la situación actual, y en ella oí una frase recurrente que me llamó mucho la atención: “El camino comienza y el viaje ya ha acabado”. 

Metida ya en la cama, empecé a leer la última novela de Elena Ferrante, “La vida mentirosa de los adultos”, y me quedé durmiendo.