Euforia desvanecida

Euforia desvanecida

José María Pérez Tudela
21:25 • 25 mar. 2012
Rajoy y sus adláteres acusan el esfuerzo realizado para alzarse con la victoria; estas criaturas ingenuas han tardado mucho en palpar la realidad; cabe la posibilidad de un empacho de bambalinas si, como seres humanos, miraron solo la parte externa.
“No me mueve mí Dios para quererte el Cielo que me tienes prometido….”
Las ideas políticas son ajenas a los sentimientos del alma, “y el alma solo es de Dios”. Quiero, y así lo expresé en artículo anterior, que la catastrófica situación que viste de luto el mundo se acabe para siempre. Tengo muchos amigos de distintas edades: desde el viejo que se cobija en una caja de cartón hasta el niño que no tiene fuerzas para verter sus lágrimas y se las traga; también de obreros, sostén de los que vivís en la opulencia y gastáis en estúpidos viajes y otras bagatelas lo que es de todos, que malviven con ayuda familiar o de ongs. Fragmentos de tono gris golpean mi cabeza pero el beso cauteloso de mi esposa es el mayor antídoto y vuelvo a ver los tintes rosados de la aurora.
Hace unos días iba, como siempre, apoyado en mi bastón cunado un hombre alto me abordó e intentó, con ojos desorbitados, quitarme unos euros; me resistí y he aquí que una joven intervino oportunamente corriendo tras él como una hermosa gacela,. En ese momento llegó hasta mí un bonito fragmento de Karmen Romero. Helo aquí: “He de intentar ponerme una armadura, volveré a confiar, yo soy así, aunque sea para sentirme más segura”
Me siento totalmente identificado con este barrio y sus nívea espuma; y esos hombres extáticos mirando el horizonte siempre incierto.
El presente tema “cae desmayado en los muslos heridos de los jinetes” no sin antes dirigirme a Mercedes Soler y felicitarla por su amabilidad, simpatía y espontaneidad igual que a Karmen Romero cuya voz tranquilizó mi espíritu ligeramente atormentado una noche en la que estaba terminando mi trabajo.
Late en mi corazón Pilar Pérez Martínez que presta ayuda y ánimo a los que gimen en el desierto de sus vidas.
Cuando escribo no lo hago pensando en que se el artículo se va a leer en tal o cual foco cultural; otra cosa es que, tratándose de un caso importante y siempre que sea informado, colabore con mucho gusto en su difusión. Todos los que me conocen saben que en cuanto a temas solo obedezco a las musas se llamen actualidad o vivencias y en cuanto a mis horarios, sin ser estricto procuro atenerme a ellos así pues no espero a nadie en este tiempo de ambiente y gentes desapacibles.
“Hace tanto tiempo que la tierra / ha cambiado su espejo por un arma rota y que el Hombre combate por la muerte de Universo / por la universal dispersión”. Lucien J. Engelmajer.






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