Kayros
23:30 • 26 mar. 2012
El triunfo "histórico" del PP en Andalucía se parece bastante a ese acto falsamente fecundo, improductivo y estéril que llamamos por mal nombre y en latín coitus interruptus. De este modo llevará un tiempo ver el nacimiento de la niña de Rajoy. Dígase algo semejante de Arenas, un político que parece haber nacido para ser candidato puesto que ni siquiera a la cuarta vez va la vencida. Hay que hacer un canto a la engañosa lucidez de tanto devirgador de profecías electoralistas, panda de tertulianos a la carta, colaboradores militantes que no se sabe si sacan sus datos fidedignos de la realidad o es la realidad la que inventan. El caso es que durante más de cuatro años no han podido amontonar más basura sobre la actuación de la izquierda. Según ellos el PSOE está corrupto hasta los pelos. IU la lleva larga desde su vieja mala fama de marxista. Y en esta coyuntura surge el PP como solución a la crisis o para acabar con el paro a nivel nacional. Cómo sería la cosa que llegué a pensar que los partidos habían intercambiado los programas. El conservador ahora era el PSOE y en cambio el socialista revolucionario no podía ser otro que el PP. Pero estamos en Andalucía y aquí los problemas se ven de distinta manera. Esta tierra ha sido durante siglos demasiado macerada por un señoritismo que tenía del mundo un concepto meramente patrimonial. La memoria histórica surge en cualquier momento. Basta que alguien deslice en el aire el no pasarán de la Pasionaria para que surja la movilización. Rajoy no se cansa de decir que a España le falta un gobierno con sensatez y sentido común, pero esta vez quien ha hecho gala del sentido común y de la sensatez ha sido el votante andaluz. La derecha española deberá reflexionar. Ni siquiera treinta años son capaces de tumbar a la izquierda. De eso hablaremos otro día.
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