Científicos

Entre el griterío amorfo y tribal de los partidos- los unos para imponer al ajuste manostijeras, los otros para ejercer la vindicación- está una vocecita algo tímida y asustadiza, acostumbrada al silencio fecundo del laboratorio, que por lo que se ve, no ha tenido otro remedio que movilizarse. Pocas veces, como dice Arsuaga, la ciencia actúa unida. Dicen las noticias de prensa que han llegado al Parlamento y al Gobierno 42.000 firmas y entre los firmantes hay seis Premios Nobel y 52 sociedades científicas. ¿Qué piden los científicos, gente racional y moderada? Piden que no se les recorte el presupuesto para llevar adelante programas de I+D. Cualquier alumno de económicas sabe que para salir del estacan miento y la recesión hace falta crecer y para ello lo mejor es la investigación. No todos los días se descubre un pozo de petróleo o de diamantes, ni tampoco el azar nos premia con frecuencia con la lotería, así que es imprescindible utilizar nuestra mejor fuente de energía que es el cerebro. Si no lo hacemos dependeremos más de los países que llegaron antes a la sociedad del conocimiento. Luego están los jóvenes investigadores bajo un clima asfixiante, 45% de paro. Generación preparada como nunca obligada a ocultar o disimular sus carreras para no aturdir, al emprendedor, generación convertida en carne de exilio. Esta vez no es la falta de libertad ni la guerra, es el ajuste, el nuevo dios Saturno que destruye a sus hijos. Muchas veces me he preguntado la razón de por qué las grandes empresas contratan a los políticos antes que a los investigadores. Los políticos no inventan nada contra el cáncer ni contra la malaria. Frecuentemente se convierten en una marca comercial o en algo peor. Mientras lo primero no sea lo primero, andaremos dependiendo del gran capital.