España gana el Mundial

Es la final del Mundial de Qatar y faltando media hora, el balón se cuela en la portería española. El árbitro pita y señala con su brazo el centro del campo cuando de repente sale desde el banquillo español nuestro ariete fundamental, Pedro Sánchez. El delantero de la roja entra bamboleándose, sonriente, sabiendo que absorbe todo el protagonismo. Se acerca al juez italiano, Marino Andreotti, y le susurra algo. Éste mira a la tribuna y observa al jefazo de la FIFA, Gianni Fantino, sentado junto al jeque y la vicepresidenta del parlamento europeo. Andreotti consulta el VAR y el gol es anulado.  

Se reanuda el juego y España ataca. Al delantero Sánchez le llega el balón y lo coge con sus manos. El juez se echa la mano al pito pero justo sus ojos se cruzan con los del jugador español, quien sonriente avanza hacia la portería rival. El árbitro no pita y en cambio sigue al español con un gesto ostentoso de sus brazos para que continúe el juego. Los rivales se quedan paralizados por el desconcierto mientras Sánchez cruza la portería rival con el esférico agarrado contra su pecho. Celebra el gol mientras los marcadores anuncian que la FIFA acaba de cambiar el reglamento y ya se juega al fútbol con las manos  ¡1-0. Para España! Justo el árbitro pita el final en el minuto 60. Las nuevas reglas reducen a eso el tiempo del partido. Los rivales gritan y se abalanzan sobre el árbitro. La policía entra y los detiene a todos. Los periodistas comentan que “las reglas son las reglas” y el público se divierte cantando “Lo, lo, lo, lo…”; el fútbol no para. Faentino declara después sentirse español. España gana el Mundial y nuestro jugador más importante, Pedro Sánchez, pasa a la historia.