La dimisión de Francisco Pérez Sánchez como concejal de Agricultura y Medio Ambiente de El Ejido, no da mucha información. Confío no se una esquela, sino un simple punto y aparte, y como recitaba Antonio Machado, siga soñando caminos.
Si algo hemos de agradecer es que nos escuchase, entendiese y apoyase. No es poca cosa en una comarca donde hablar de conservación es casi un acto de traición a nuestros vecinos y a la agricultura.
Defiendo una Concejalía de Medio Ambiente solitaria, con autonomía, valiente, y que no sea el complemento y la coletilla de nada. Difícil, lo sé, pero al menos, lo importante, es que su concejal crea en ese equilibrio básico que debemos encontrar para desarrollar la economía, sin sacrificar ecosistemas, ni hipotecar el futuro ambiental de las próximas generaciones, como ocurrió con la herencia de una Sierra de Gádor empobrecida, deforestada.
No hemos sido muy exigentes, pero gracias a su capacidad de escuchar, su cercanía, su practicidad, su sinceridad cuando hemos pedido quimeras, su naturalidad para bajarse al barro y mancharse las manos, lo hemos visto retirar 25 toneladas de plástico en Punta Entinas, convocar a los jóvenes para retirar cientos de neumáticos, organizar limpiezas de playas, itinerarios didácticos, semanas del medio ambiente, llevar escaleras para colocar refugios de murciélagos, descriminalizar las zonas naturales como el origen de los mosquitos, pedir informes sobre los humedales del poniente e incluirnos alguna vez en foros de agricultura. Pequeñas cosas, que para muchos eran su obligación, que no sirven de nada, baratijas, palabras contra murallas de acero, pero que para nosotros eran semillas que al menos había que plantar, aunque sus frutos los recojan las generaciones futuras.
Agradecidos Fran por hacer un hueco a la educación ambiental en el municipio, y recuerda, ya que has pasado media legislatura arreglando caminos, que “se hace camino al andar”.
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