La ceremonia me emocionó desde el principio. Escuchar “Caminante no hay camino” y pensar en el poeta exiliado, saliendo de España, en la agonía de la República, camino de Francia y muriendo en Colliure tres semanas más tarde, me hizo llorar y relacionar a Machado con Carlos Saura, porque este acababa de morir y como niño vivió una infancia traumatizada por la Guerra Civil.
Cuando Carmen Maura salió a entregar el Goya de Honor a Saura (en este caso a su familia) mis ojos ya estaban anegados en lágrimas y verla a ella tan emocionada y sincera me conmovió por completo. Qué maravilla que haya personas que transmitan tanta sensibilidad, como Saura.
Me pasa lo mismo con Almodóvar, por muy diferentes que ambos cineastas sean. De hecho, el domingo por la tarde me lo pasé viendo “Volver” en la 1 y por la noche en la 2 “El séptimo día”.
A lo largo de la ceremonia de los Goya se lanzaron múltiples mensajes reivindicativos. Sobre todo, en aras del cine español, espejo de nuestra cultura. Casi al final de la gala Rodrigo Sorogoyen en su agradecimiento por ser premiado como mejor director (también como mejor película por “As Bestas”) manifestó una reivindicación de apoyo al pueblo gallego de Sabucedo, que está luchando por sus caballos y montes, contra la instalación de cuatro gigantescos parques eólicos, y lo concretó bajo el lema “Energía eólica sí, pero no así”, que puede extrapolarse a todo el territorio nacional como “Renovables sí, pero no así”.
En Andalucía la Iniciativa Legislativa Municipal de moratoria a los megaproyectos de renovables fue rechazada en el parlamento, y en el municipio de Antas está prevista la instalación de una mega subestación eléctrica, además de Andrea, una planta fotovoltaica de más de quinientas hectáreas.
Podemos reclamar “Renovables sí, pero no así”.
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