Cómo entrar a partir de abril en un vestuario de chicas en Almería (o de chicos)

La nueva Ley Trans que estará en vigor en primavera puede dar lugar a casuísticas cómicas

Vestuario femenino de un gimnasio.
Vestuario femenino de un gimnasio.
Manuel León
14:17 • 17 feb. 2023

Esto podrá ser realidad a partir de abril siempre que alguien lo decida; esto aún no se ha producido, pero es verosímil que se produzca: un señor con barba y pelo en pecho podrá ir esta próxima primavera a la Ciudad de la Justicia, en Carretera de Ronda, y conseguir gratis e ipso facto que le cambien el sexo en su carné de identidad porque así se siente íntimamente: donde ponía V, ahora pondrá una M. Se seguirá llamando Paco, pero será, legalmente, jurídicamente, una hembra. A partir de ahí, la señorita o señora Paco podrá ir a hacer una sesión de spinning o de cinta a ese céntrico gimnasio de Almería en el que todos ustedes están pensando o a cualquier otro y al acabar, Paco, sudoroso, con  500 gramos menos y una toalla en la mano se irá a darse una ducha por inercia al vestuario masculino, como siempre ha hecho. Pero ipso facto caerá en la cuenta de que es una ilegalidad sancionable estar en ese vestuario hombruno, a pesar de su barba prolija, a pesar del pelo de su pecho. Y tendrá que salir y entrar en el de mujeres, que está enfrente, cuyas usuarias, envueltas en toallas o en ropa interior, lo mirarán como quien mira a un extraterrestre, como se miraba a los sátiros que se ponían a observar a las escolares en las puertas de los colegios. Pero él, Paco o Paquillo, no es un sátiro, no es un delincuente, es un deportista en el otoño de su vida que trata de que su abdomen no se desmadre, más por salud que por estética. Y se sentirá mal. Y pensará: "Qué hago yo ahora a diario, con mi barba, en este vestuario. Si me voy al de hombres, estoy incumpliendo una ley, si entro en el de mujeres y alguien me reconoce, seré bautizado como 'el desvergonzado ese', como 'el libidinoso ese de barba que entra a ver a las tías en bragas'; pero es que yo soy mujer ahora, así me siento y así lo pone en mi nuevo DNI. Quizá me den un toque en recepción o vengan a sacarme dos gorilas en volandas. Pero yo les enseñaré el NIF y una copia de la Ley firmada por la Ministra de Igualdad. Y quedaré fuera de peligro. Y además. A mi no me gustan las bragas, me gustan más los calzoncillos. Por algo he ido al juzgado a cambiarme de sexo. Conclusión: tendré que afeitarme y ponerme falda".



Después de lo de Paco, haciendo un poco de ciencia ficción verosímil, quizá los retretes femeninos de los bares de las Cuatro Calles se llenen de hombres con el DNI cambiado -bueno, ya ocurre cuando las ganas aprietan- y viceversa. Y qué pasará si un almeriense se ha casado con su mujer y de pronto ésta decide ser hombre. ¿Se convierte él en gay? ¿Y una mujer que se cambia de sexo por la Ley Trans y decide ser varón, podría ingresar en un Seminario y cantar Misa? La normativa, aún a falta de la rúbrica del Senado, así lo autorizaría. El Almería de fútbol femenino podría reforzarse, así mismo, con musculosos varones que han pasado a ser mujeres por la normativa vigente. De hecho, Ramatzani, podría descubrir su verdadero yo, de pronto, y fichar como delantero por la UDA femenina y aspirar al campeonato. 



Qué hubiera pasado en el hundimiento del Titanic, con esta Ley: "Eh, bote para mí también, que me siento más mujer que Mae West', hubiera exclamado cualquier grumete o cualquiera de los violoncelistas, de sensibilidad femenina, que amenizaron la tragedia marítima hasta el final. 



La Autodeterminación de género será una realidad en unos meses en España, sin informes médicos ni psicológicos, sin testigos -como venía ocurriendo con la Ley de 2007 hasta ahora en vigor- solo la mera voluntad de alguien que haya cumplido 16 años de cambiar de género. Esto que acabo de argüir, de forma atropellada, quizá no muy docta, no es opinión, esto es ficción verosímil, por ahora. Y ya se sabe que la realidad supera a la ficción. 







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