Ikea Almería versus Granada

Desde el miércoles hasta el domingo, la balanza de la presencia física de consumidores almerienses pone sus dos pies en el Centro Comercial Torrecárdenas y en el Centro Comercial Mediterráneo. Es una balanza inclinada al norte de la ciudad. Cuando en julio aterrice Ikea, pese a que su modelo de negocio se parece poco al de las grandes superficies de tiendas de moda y supermercados, el peso de la innovadora tienda XS, pionera en Europa tras la de París, provocará un efecto de compensación en la distribución de la gente en las áreas comerciales.

Con los números en la mano, Ikea aporta el 0,2 por ciento del PIB de Málaga provincia, una de las tres tiendas que hay en Andalucía, junto a la de Sevilla y Jerez. En términos cualitativos -también estadísticos-, Ikea representa un foco de atracción que supera cualquier polo de la dimensión de un parque, un centro comercial o una gran superficie como El Corte Inglés.

Aunque son ya siete los formatos de puntos físicos de contacto que tiene la multinacional, desde puntos de recogida de mercancía Pick Up Foints, hasta las tiendas urbanas de Madrid, pasando por los Planning Studio de Barcelona, los centros de diseño -como el del CCT- y sus tiendas tradicionales, el modelo XS implantado en la parte alta de la Rambla responde a una estrategia nueva. Casi, se podría decir, de ensayo: un punto, tecnológica y logísticamente moderno, tanto para la venta directa como para la distribución de pedidos y mercancía a otras provincias.

Comparaciones Si comparamos el Ikea XS de Almería con el que se levanta en Armilla (Granada), observaremos una sustancial diferencia: aquí habrá una superficie clásica con más de 5.000 productos, mientras que en la provincia vecina construyen una tienda de proximidad, la tercera de España tras las dos de Madrid -Goya y Las Rozas-, con unos 2.000 productos de venta directa. La tienda de Granada ha costado 11 millones de euros. La de Almería, 45. Así, el modelo XS Store almeriense es una tienda intermedia habilitada en 14.000 metros cuadrados, que oscila entre la clásica superficie sueca -de unos 30.000 metros cuadrados de media: 28.000 tiene la de Málaga- y la tienda urbana pequeña -2.000 metros cuadrados tiene el espacio de Goya en Madrid-.

Ahora bien. Cabe preguntarse por qué Ikea ha parido este modelo transgresor en Almería. Es ahí donde aparece la macroeconomía. Almería tiene 740.534 residentes -censo de 2022-. Dato tan frío como revelador, sí, pero no aislado. Entre el año 2000 y 2010, la población de Almería creció en la asombrosa cifra de 177.331 habitantes. Fue en 2010 cuando Almería superó la barrera de los 700.000 habitantes y en solo diez años el incremento poblacional ha sido de 44.974 censados. Entre 1981 y el año de la victoria de Aznar (1996) -solo quince años-, 96.742 ciudadanos se censaron en Almería. Fue en 1996 cuando superó la motivadora barrera del medio millón: 501.761.

Visto con la perspectiva temporal de los últimos cuarenta años (1981-2022), la provincia ha aumentado en 335.515 habitantes y en los últimos treinta (1996-2022: 27 años, en realidad), en un cuarto de millón. El INE estima que, para 2037, el censo se disparará hasta los 833.480 habitantes. Esto quiere decir que la población crecería en casi 100.000 censados, más de un 12 por ciento.

Energía comercial La provincia se ensancha porque hay energía comercial. Es en los invernaderos y en las cooperativas donde nace el dinamismo de Almería, irradiado a otros sectores colindantes, y alimentado por la tecnología, la innovación y -esto no es menor- el riesgo emprendedor. Valga esta realidad: el pasado año, en medio de la recuperación por la pandemia, Almería pulverizaba su tercer registro en un año de exportaciones. Vendió por valor de 5.674 millones de euros -17,7 por ciento más que en 2021-. En producción de cultivos agrícolas, la evolución ha sido radical: de 2.617 toneladas en 1999 a 3.807 en 2022. Ha subido exponencialmente la producción de cítricos, cereales y olivar. En la ganadería, con datos de 2021, desde 1998 ha crecido, sobre todo, el porcino y, seguidamente, el caprino.

La actividad de los autónomos en 2022, datos de ATA, refleja un repunte de dos décimas -a 31 de diciembre había 61.718-, aunque son Málaga y Cádiz las provincias que han tenido una mayor pujanza. Y entre los diez municipios andaluces con mayor crecimiento de empresas figuran La Mojonera, Níjar, Adra, Vícar y Berja.

En octubre de 2007 abrió Ikea en Málaga, solo semanas antes de la llegada del primer tren AVE. En julio inaugurará Almería el Ikea más moderno, pero aquí el AVE llegará, con suerte, en un plazo de tiempo no menor a cuatro años. Los indicadores económicos de Almería chocan frontalmente con la ceguera de las comunicaciones y el problema del agua. Es una isla, decía Fausto Romero. Joven, proactiva, emprendedora, pero, aún, una isla.