Nadie duda de que el soterramiento de las vías del tren es una de las infraestructuras vitales porque va a permitir cicatrizar una herida que divide la ciudad, algo similar a lo que en su día supuso el encauzamiento de la Rambla. Y en esa dirección lleva trabajando el Ayuntamiento muchos años, más de veinte, para cerrar esa brecha.
Esta semana, felizmente, se ha anunciado el acuerdo de todas las administraciones implicadas, Ayuntamiento, Junta, Gobierno y Adif, para la celebración de una Junta de Accionistas de la sociedad Almería Alta Velocidad, el próximo 16 de marzo, en la que se adopte el compromiso de tramitar a la mayor brevedad la firma del convenio para la ejecución y financiación de las obras de la segunda fase de la integración del ferrocarril en la ciudad. Dicho texto cuenta ya con el consenso y el visto bueno de todas las partes firmantes.
Unas obras que, con una inversión cercana a los 250 millones de euros, permitirán transformar una amplia zona de la ciudad, haciéndola más sostenible, permeable y accesible para los almerienses, dotándola de mayor movilidad y conectando la ciudad de Almería con la red de alta velocidad. Un acuerdo que ha sido posible no sin dificultades y sobresaltos, donde la firme posición de Ayuntamiento y de la alcaldesa, María del Mar Vázquez, ha sido determinante para que Gobierno y Junta llegaran a un acuerdo.
Finalmente así ha sido y se podrán licitar unas obras que constituyen no solo la llegada de la Alta Velocidad a la ciudad, sino también la transformación urbanística que supone decir adiós a los puentes de Los Molinos, de la Avenida del Mediterráneo y al paso subterráneo de La Goleta, facilitando con ello la permeabilidad nada menos que de siete barrios de la ciudad.
Ahora toca estar vigilantes con el cumplimiento de los plazos tanto para la ejecución de la obra como para la llegada del AVE en las fechas comprometidas por el Gobierno (2026). La cuenta atrás ya está en marcha.
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