Con Moreno Bonilla vivimos en una campaña electoral permanente. Cada día anuncia medidas que no lleva a cabo y esos días suman ya cinco años en los que no hemos visto nada de nada, ni una sola de sus promesas para nuestra provincia. Mucho me temo que acabará esta legislatura siguiendo los pasos de su compañero Mariano Rajoy, actual número uno en el ranking, ya que estuvo ocho años sin mover un dedo por Almería y con la complicidad de sus palmeros y compañeros del PP provincial.
Pues ahora sucede lo mismo. Llevamos o, más bien, sufrimos cinco años ya de gestión de Moreno Bonilla y no hemos visto ni un solo centro educativo nuevo, ni las obras hidráulicas anunciadas para el Poniente ni el Almanzora, y seguimos sin noticias del acceso norte a la capital. Un gran proyecto para esta provincia, como es la conexión del Puerto Seco de Níjar con el AVE está aún pendiente de que la Junta de Andalucía redacte el proyecto. Sólo espero que cuando llegue el AVE, que lo hará de mano de un Gobierno socialista, estas conexiones que dependen de una diligencia que no está demostrando el PP, estén hechas.
Qué decir del recorte en el proyecto de la Autovía del Almanzora o dónde podemos encontrar esos cientos de miles de empleos prometidos por Moreno Bonilla en una comunidad en la que, al contrario, ha conseguido que lidere el paro nacional durante muchos meses.
La apuesta que asegura hacer el líder del ejecutivo andaluz por Almería es irreal; todo está basado en promesas y lo único que ejecuta son sus propias mentiras. Esta semana lo ha vuelto a hacer en el Parlamento con el decreto que pretende poner en manos del sector privado la Atención Primaria, así como las instalaciones y equipamientos públicos pagados con los impuestos de todos los ciudadanos. El PP andaluz ha destrozado la sanidad pública y, de su mano, tenemos unas listas de espera disparadas y hospitales con muy pocos recursos humanos, como es el caso de La Inmaculada de Huércal-Overa. En dependencia, y según las cifras facilitadas por la propia Junta, existen más de 9.000 personas en las listas de espera, mientras que otras 3.000 están esperando a que se reconozca su grado de discapacidad; un auténtico atropello al estado del bienestar.
Su lucha contra la despoblación se traduce en no abrir colegios, como el de Enix o en no ser capaces de invertir el dinero de los fondos Next Generation que gestiona y que puso sobre la mesa el Gobierno de España. Una ridícula ejecución del 5% de esta histórica financiación que estamos recibiendo de la UE es todo cuanto nos ha podido ofrecer Moreno Bonilla a los andaluces y andaluzas en un año entero de gestión. Cinco años en blanco, y lo que nos queda.
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