Cada 8 M las feministas hacemos revisión de la situación del feminismo. Éste 2023 no queda más remedio que aceptar que está en una difícil situación. Profesores constatan que está creciendo entre los jóvenes un rechazo a las ideas de igualdad y negando que haya violencia machista. En ciertos canales de youtube y tic-toc, una serie de influencers sin conocimientos de nada que no sea su bragueta cuentan los disparates más grandes y abonan el terrero donde la ultra-derecha tiene plantado el odio. Disparan constantemente contra las ideas básicas del feminismo en un afán de desprestigiar el movimiento. En adultos, el anti feminismo “cuñado” está en todas las tertulias y cala hondo en hombres que no están dispuestos a ningún cambio o están asustados ante la evidencia de que ahora han de ser más persona y menos cromañón. No han aprendido y se sienten perdidos.
El reto está en desmontar las falacias y tal vez el miedo que la falta de conocimientos sobre materia feminista provoca en muchos hombres y en ciertas mujeres. Los tiempos no son fáciles porque las incertidumbres sociales, los vaivenes económicos la inestabilidad emocional hacen que se busque en el feminismo la presa fácil cuando las cosas no les van bien.
Pero con todo, el reto más importante que tenemos las feministas es la división. Hay un feminismo que se opone a la Ley Trans y hay otro que se opone a que la abolición de la prostitución sea un hecho. Hay un feminismo que lucha para romper el techo de cristal, luchando porque cada vez haya más mujeres en centros de poder y en dirección de instituciones y empresas, y otro que prioriza luchar contra el suelo pegajoso, poniendo el foco en la defensa de las mujeres más precarizadas. La verdad es que nos lo ponemos difícil a nosotras mismas.
Las feministas olvidamos que nunca hemos sido más fuertes que el 8M de 2018 cuando pese a todos los desacuerdos y las diferencias, salimos juntas a reivindicar contra la violencia y a favor de los derechos de las mujeres, de todas las mujeres. Hicimos una huelga y la ganamos. Toda una proeza que causó que el sistema patriarcal en connivencia con el capitalista se asustase y comenzase a tomar medidas correctoras. Y en esas estamos.
A los machistas no le importa cuan horrible sea la cifra de asesinadas, el dolor, el miedo, el vivir con angustia y zozobra. Niegan la violencia, y en vez de tomar conciencia y educarse, toman el camino más sencillo: ridiculizar a las que proclaman contra ellos. Como correctivo general, ejercen violencia o insultan. (feminazis, histéricas, exageradas). ¡Es tan fácil hacer una pandilla de matones…!!
Y a pesar de todo, con el ambiente enrarecido y en contra, también hay muchos jóvenes que ya han interiorizado comportamientos igualitarios y han asimilado muy naturalmente que las personas salgan de los armarios y que las mujeres sean sus iguales. Sin darse cuenta se van relacionando sin dramas con las ideas básicas feministas de igualdad, cuidado y respeto.
!Hay esperanza, hay futuro, pero hay que lucharlo cada 8M y juntas sería más fácil!
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