La felicidad perdida

¿Quién no ha pasado alguna vez por el sabor agridulce de recordar aquellos momentos felices?

José Luis Masegosa
09:00 • 13 mar. 2023

Navegaban sus cansados ojos tras las huellas de un tiempo pasado, ahora recopilado en la memoria de los dispositivos tecnológicos, cuando en mitad de la noche descubrió en una pose de postal el rostro de sus sueños, algo más ajado que cuando dormitaba en las caricias de sus manos juveniles. La pátina del tiempo no sabe de excepciones, pero aún a pesar de ese pulimento, allí estaba impertérrito el semblante de cuando entonces, los misteriosos interrogantes del azabache de sus grandes ojos, la media sonrisa que iluminaba su faz, la hermosa cabellera domada por el viento y un sinfín de preguntas que nunca encontraron respuesta.



Ahora, cuarenta y tantos años después, su imagen ha revivido experiencias y emociones que me llevan a reflexionar: ¿Quién no ha pasado alguna vez por el sabor agridulce de recordar aquellos momentos felices de su infancia, adolescencia o juventud? La nostalgia y la melancolía son sentimientos que nos invaden cuando revisamos fotografías, visitamos lugares que alguna vez fueron importantes para nosotros o simplemente recordamos aquellos instantes en que creímos ser felices. No importa si han pasado muchos años desde entonces, los buenos recuerdos siempre estarán con nosotros, acompañándonos en nuestro camino. A veces, incluso nos impulsan a regresar a esos sitios o a contactar con personas que hace mucho tiempo que no vemos, solo para revivir esas emociones y sensaciones que alguna vez nos hicieron felices. 



Frente a quienes piensan que la nostalgia es peligrosa y un error porque nos impide avanzar y vivir el presente, hemos de contraponer que esos momentos que nos hicieron felices forman parte de nuestra propia historia. Y no es del todo cierto que no podamos regresar a esos días azules de nuestra infancia, adolescencia y juventud, puesto que podemos aprender de ellos y aplicarlos en la vida actual. En definitiva, los buenos recuerdos nunca se olvidan. Debemos aceptarlos como parte de nuestra historia, aprender de ellos y crear nuevos recuerdos que nos hagan felices en el presente y en el futuro. La melancolía del regreso a la felicidad perdida es solo un paso más en nuestra vida, pero no es nuestro destino final.








Temas relacionados

para ti

en destaque