Barrios con corazón

Corazón de neón, de la Orquesta Mondragón, ha venido a mi cabeza, por una preciosa actividad celebrada en Almería, “Los domingos del barrio amigable” donde proclamaban, a trino de hashtag, La Calle es tuya. Sobre el papel les faltó, pero lo comunicaban con sus ideas, palabras, sonrisas y gestos: disfrútala, reivindícala, recupérala, ocúpala. 

Y eso hicieron casi el millar de vecinos, entre los que había numerosas familias, con muchos niños, disfrutando de un día de fiesta, hablando de naturalizar las ciudades, de pasar a la acción, de propuestas y soluciones para conseguir un entorno más amable donde vivir. 

El pero, que el Ayuntamiento ha vuelto a no estar a la altura, no ha permitido cortar la calle. En otros eventos se permite,  pero como un trámite, con urgencia y disculpándose ante el coche, el rey dictatorial e intransigente, por el que hemos transformado las ciudades con asfalto, cemento y hormigón.

No nos quieren en sus calles, nos prefieren en casa, encerrados, separados, aislados. Por eso nos hurtan las sombras, los parques, los bancos, las fuentes, y las plazas se han convertido en lugares de paso, perdiendo su identidad, de punto de encuentro, de debate, de compartir. 

Por eso es una maravilla que familias de Nueva Andalucía, profesores, colectivos sociales y la ciudadanía, lleven tres años trabajando para recordarnos que las calles son nuestras, que hay que peleárselas al coche, al asfixiante asfalto, a la prisa, al miedo, a las burbujas especulativas, a los residuos, a los destructores de nidos, arboricidas, vendedores de agua embotellada y sombra entoldada. 

Así que, al estilo Gurruchaga: ladies and gentlemen, tomen las calles, llénenlas de juegos, bicicletas y risas de niños, para devolverle a los barrios la alegría, la calma, la risa, la compañía, el trino, las sombras, el corazón que les robaron, que enfermaron con la avaricia y la polución. Construyamos ciudades, y barrios con corazón.