Ojalá una campaña cada año

Igual que la primavera llena de versos los cerezos, la irrupción de la campaña electoral ha provocado en el PSOE el brote de la típica ocurrencia programática, esa flor de temporada (Milongus Valverdis) que nos llena el tuiter de un follaje breve y refrescante. Debería haber campaña cada año, hombre, porque es muy agradable tenderse sobre el esplendor de esa hierba que, leyendo algunas cosas, más parece haber sido fruto de un cultivo indoor que de la belleza del campo apenas florido, como cantaba Machado. Y así, la candidata de Sánchez a la alcaldía, Adriana Valverde, ha propuesto que el Ayuntamiento adquiera la antigua residencia de Las Adoratrices, en el barrio del Quemadero, para convertirla en un museo de cofradías o algo así. Digo “algo así” porque su propuesta no tiene mucho más detalle. Si el dato mata el relato, la precisión fulmina la emoción. Adriana propone que el Ayuntamiento lo compre, así un poco en plan sujétame el cubata, y que una vez comprado se haga allí un centro de exposiciones del patrimonio religioso almeriense. O lo que sea. Ya sabemos que hablar de dinero es una ordinariez y que Adriana es una señora. Eso sí, imagino la sonrisa de felicidad que su idea habrá hecho florecer en los propietarios del inmueble, que andarán frotándose las manos pensando en que no hay mejor paso de resurrección que recibir un inesperado pastizal de los almerienses. Las cofradías se han enterado de la iniciativa al leerla, y quizás alguien haya recordado lo mal que terminó el intento del Ayuntamiento de crear un Museo Cofrade allá por 2006, cuando los futuros destinatarios se negaron a que el mantenimiento de la institución corriese por su cuenta. Yo creía que la idea del PSOE para las últimas municipales de hacer un “Indalo de Comunicaciones”, con la cabeza en Los Almendros y el escroto a la altura del Maestro Padilla era insuperable. Pero está visto que soy un hombre de poca fe. Debería haber campaña todos los años, ya digo.