No diga PSOE; diga Bildu

Durante muchos años, el socialista Juan Espadas presidió, como alcalde de Sevilla, todo tipo de homenajes al concejal del PP Alberto Jiménez-Becerril, asesinado en 1998 por ETA en una céntrica calle de la capital andaluza junto a su mujer, Ascensión García. Entre 1960 y 2009, los etarras mataron a 121 andaluces y a doce militantes del PSOE, sin que hasta ahora hayamos conocido una reacción de condena, repulsa o simple regomeyo por parte de Bildu, el partido que según Pedro Sánchez es heredero y deudo de la banda asesina, ya que fue a Bildu a quien dedicó unos emocionados gorgojos en la tribuna del Congreso, trasladándoles un no solicitado pésame tras el suicidio en prisión de un condenado etarra. Por otra parte, acabamos de conocer que la Asociación de Víctimas del Terrorismo ha denunciado que en las listas del partido abertzale a las municipales aparecen 44 candidatos condenados por militar en ETA, entre los que hay siete con delitos de sangre en su historial. Pues bien, después de todos estos datos, que están al margen del terreno de la opinión y que forman parte de la incómoda -pero indiscutible- relación de hechos probados, el socialista Juan Espadas, máximo responsable del PSOE en Andalucía y el principal valedor de Adriana Valverde, la candidata de Pedro Sánchez a la alcaldía de Almería, ofreció una entrevista al diario El Mundo respaldando el incumplimiento de Sánchez de su promesa de no pactar jamás -si quieren se lo repito cinco veces- con Bildu. “El pacto ha merecido plenamente la pena”, dijo el hombre que tantos ramos de flores depositó a la memoria del matrimonio asesinado por los herederos de sus socios políticos. Lo digo por si usted es de los que todavía piensa en votar a la candidata socialista en Almería, Adriana Valverde, para que sepa exactamente qué es lo que vale y para lo que serviría ese voto: para mantener en el poder a Pedro Sánchez, el mejor empleado de Bildu, aunque sea a coste de la humillación personal y la infamia ética.