¡Ay, la Cueva de los Cuentos!

Empiezo a creer en las señales. Comencé mi semana en el CEIP Federico García Lorca de Vícar, el mismo día, 125 años después, del nacimiento del poeta. Mi itinerante Barraca de los Cuentos, me llevó a Huércal de Almería, Puerto Lope y El Ejido, y mientras hablaba de mares y océanos, me llegó el susurro lejano de que, otra vez en Granada, están a punto de matar la poesía, los cuentos, el arte, la literatura, el teatro.

Colorín Colorado gestiona la Cueva de los Cuentos, en Cullar, como hicieron en Serón en la vieja estación. Son una familia de narradores, titiriteros de las palabras, trovadores de espejismos, poetas de la fantasía, cómicos que viajan con su imaginación en forma de Museo del Libro, por pueblos de España.

Coincidiendo con el vuelco electoral municipal, están sufriendo críticas injustificadas de un puñado de vecinos que vierten mentiras, medias verdades, olvidos interesados en las redes, intentando dividir al pueblo, generar la duda, obligarlos a abandonar el proyecto que ha supuesto un soplo de aire fresco para los niños, la cultura y el turismo.

Por momentos, bajaron los brazos y decidieron alejarse de donde su arte no es valorado. Pero, y es lo más bonito, no los han dejado rendirse.

Se ha creado una Plataforma vecinal para que se queden, apoyada por el AMPA, por docentes que confían en su propuesta, por el Geoparque de Granada, que ha reconocido un faro para iluminar la comarca, por los amantes de los cuentos, del patrimonio inmaterial de los pueblos.

Se ha convocado una concentración para un día después de que se constituyan los nuevos ayuntamientos, con la intención de organizar una reunión, para aclarar malentendidos, descubrir las cartas, realizar propuestas, buscar soluciones si se desea, y comer perdices. Sin intermediarios, sin perfiles anónimos cobardes, que denigran la democracia y provocan que las cunetas se llenen de cadáveres que nadie asume. ¡Ay, Carmela! ¡Ay, la Cueva!